Todos los grandes acontecimientos informativos renuevan el lenguaje en los medios de comunicación. Traen nuevos términos, recuperan otros en desuso, sacuden el léxico. Pasó con la pandemia: COVID, coronavirus, cuarentena, sangradura, infodemia, confinamiento, nueva normalidad, triaje, desescalada… Igualmente, ha pasado con el volcán en La Palma. Colada nos sonaba del viejo libro de Ciencias Naturales; fajana, malpaís y piroclastos nos sonaban bastante menos, al menos a mí. Y no digamos ya canarismos como rofe, picón, zahorra o jable, que son los vocablos con que se llama en Lanzarote, Gran Canaria, Tenerife y El Hierro, respectivamente, a esos pequeños fragmentos de escoria volcánica que, desde el pasado 19 de octubre, han cubierto tejados, calles y campos en una parte de la isla de La Palma, y que hemos visto de modo casi permanente en las imágenes de televisión. (más…)
El Mataerratas
Sin calderas en la luna y sin frenos ni acelerones en la evolución lingüística
