El pasado año no solo será recordado por los efectos de la pandemia de COVID-19. Para los medios, fue también el año de la apuesta definitiva y generalizada por los modelos de suscripción y, para los periodistas, el año en que cambió, quizá de manera definitiva, la forma de trabajar y de entender las redacciones tal y como hasta ahora se habían conocido. La pandemia trajo de golpe la implantación del teletrabajo en los medios, y todo hace indicar que nada volverá a ser como antes y que el nuevo sistema llega para quedarse. Pero ¿cómo ha sido la adaptación? ¿Cuál ha sido la experiencia de los profesionales? Una veintena de periodistas cuentan cómo han vivido esta situación en sus medios.
JOSÉ ANTONIO GONZÁLEZ ALBA*
Una cuestión importante, una vez que se haya superado esta situación de crisis sanitaria que ha asolado el año 2020, es si el teletrabajo fue una respuesta excepcional y de emergencia al momento que vivieron los medios en el mes de marzo o será un sistema que cambiará el estándar de trabajo hasta ahora implantado en las redacciones. Todo hace indicar que la apuesta general tiene mucho más que ver con la segunda opción. Es posible que algunos medios estuvieran mejor preparados que otros cuando se decretó el estado de alarma, dependiendo también de su tipología: los referentes y con importante peso de soportes tradicionales como el papel, los consolidados nativos digitales, los audiovisuales, las apuestas de los medios hiperlocales, pequeños proyectos de emprendimiento informativo de nicho… Lo que sí es cierto es que la pandemia fue igual para todos, obligando de manera general a los profesionales a cambiar por completo los modelos de trabajo y las rutinas establecidas. Unos profesionales que también tendrán presente el real decreto ley que regula el teletrabajo –en vigor desde el 13 de octubre de 2020–, con la consiguiente y supuesta próxima negociación colectiva en aspectos como la seguridad laboral, los gastos, el control horario, el derecho a la desconexión o las herramientas necesarias para llevarlo a cabo.
Sobre los efectos del teletrabajo, el Instituto Reuters publicó a finales de octubre de 2020 una encuesta entre 135 ejecutivos y cargos editoriales de medios para abordar las consecuencias de la pandemia en los modelos del trabajo periodístico. El 55% de los encuestados manifestó que el teletrabajo ha llevado más eficiencia a las redacciones, solo el 34% piensa que haya tenido efectos positivos sobre la creatividad de los profesionales y apenas uno de cada diez cree que haya servido para crear o fortalecer las relaciones en los grupos de trabajo.
Según el 55% de los encuestados, el teletrabajo supuso más eficiencia a las redacciones
Pero ¿cómo se han adaptado los periodistas a esta nueva realidad y qué ha supuesto para el trabajo que desarrollan en sus medios? Periodistas de distintos medios relatan su experiencia personal y las posibles consecuencias una vez consigamos recuperar la tan ansiada vieja normalidad.
Vicente Lozano, redactor jefe de El Mundo, señala que lo más complicado fue dotar de los equipos necesarios a los redactores, entre portátiles, móviles, programas y conexiones, si bien la redacción se adaptó sin problemas, ya que muchos periodistas ya venían teletrabajando desde hace años, escribiendo desde casa tras recabar cada información. Más complicado resultó para los perfiles profesionales “que exigen más ‘cocina’ y estar más en contacto con otros departamentos, como cierre, maquetación, coordinación con delegaciones o últimas noticias en la web”.
En El Mundo continúan con el modelo de teletrabajo, aunque alrededor de un tercio de la plantilla, incluyendo jefes de sección o redactores jefes, sí que acuden periódicamente a la redacción. Lozano destaca el ahorro de tiempo para los redactores y la mayor conciliación como lo más positivo de la situación y, como nota negativa, la sensación de tristeza de una redacción sin profesionales. “Una redacción vacía no es una redacción”, añade. Asegura que “en el futuro no se volverá a la situación anterior a la pandemia. Será una especie de mix entre lo de antes y lo de ahora”.
Para otra de las cabeceras nacionales de referencia con soporte impreso, como ABC, el mayor problema ha sido poder establecer canales de comunicación seguros y estables para mantener a los grupos de trabajo conectados e inmersos en los mismos procesos, resolviéndose con “videoconferencias periódicas y el uso diario e indiscriminado de los grupos de WhatsApp”, según explica Alejandra Navarro, subdirectora del medio.
En ABC, un alto porcentaje de la plantilla sigue con la modalidad de teletrabajo, e incluso el proceso de vuelta se ha paralizado mandando de nuevo a los redactores a casa, debido a la nueva ola de contagios sufrida en octubre.
Por el lado positivo, Navarro destaca cómo muchos redactores se han hecho más autónomos e independientes, y cómo se han visto forzados a aprender cuestiones, sobre todo tecnológicas, que antes dejaban un poco de lado. Por el lado negativo, la falta de poder comentar las noticias, compartir puntos de vista… En definitiva, esa interacción de la redacción para que surjan nuevos temas, reportajes y proyectos.
Irene Gómez, directora de Desarrollo de Audiencias del grupo Henneo, destaca también la buena adaptación de los periodistas del grupo y cómo la coordinación del trabajo y la gestión de los equipos y proyectos han salido adelante gracias al uso, por ejemplo, de programas concretos como Teams de Microsoft o la incorporación de las videollamadas a las rutinas diarias. Lo más negativo: el hecho de aplicar las rutinas profesionales dentro del ambiente personal que es el hogar.
En Henneo, tras el teletrabajo implantado durante el estado de alarma de marzo, se ha vuelto a la modalidad semipresencial y en rotación por semanas según los equipos, “pero siempre hay un retén fijo en la redacción y un retén fijo en teletrabajo como equipos burbuja”.
Sobre efectos futuros para la profesión, cree que lo que cambiará es que se optará más por las entrevistas y reuniones online, “con lo que evitaremos desplazamientos y costes innecesarios”.
En ElDiario.es, toda la redacción está en sistema teletrabajo desde el pasado 10 de marzo. Su director, Ignacio Escolar, destaca que no creían que la implantación resultara tan relativamente sencilla: “Yo no imaginé que pudiéramos sacar el periódico con el cien por cien de la plantilla teletrabajando. La adaptación la llevamos a cabo sin problemas y desde el comienzo trabajamos con relativa normalidad”.
Para Escolar, el principal problema no tiene que ver con el apartado técnico, sino con el estrés extra que genera en la redacción. “La gente no diferencia horario laboral del personal, no existe una frontera física, no se sale de un puesto de trabajo y eso conlleva sobrecarga emocional”. En cuanto a los perfiles, apunta que ha costado más en la parte comercial que en la redacción y, dentro de esta, resultó más complicado para aquellas personas con un entorno personal más complejo, como personas que comparten piso o que no tienen suficiente espacio en casa. “Pero, en general, fue bastante bien, incluso para la mesa de última hora, la portada o las redes, que pensábamos que sería imposible”, afirma.
“Una redacción es un buque escuela donde los jóvenes aprenden de los veteranos, y eso con el teletrabajo se pierde”
Como aspectos negativos, Escolar se refiere a la pérdida del intercambio de pareceres y opiniones y la dificultad de la formación para nuevos periodistas. “Una redacción es un buque escuela donde los jóvenes aprenden de los veteranos, y eso con el teletrabajo se pierde, ya que los jóvenes no disponen de referentes”.
Sobre derechos laborales de los profesionales con la nueva situación, el director confirma que todos los cambios están consensuados con el comité de empresa, y que antes de que entre en vigor la ley quieren adaptar la compensación de los gastos de teletrabajo con la plantilla.
“No volveremos al mundo anterior”, sentencia sobre el futuro modo de trabajo que le espera a la profesión. “La apuesta por el teletrabajo será aún mayor. Nuestro modelo se basa en dar a los periodistas capacidad de elección, que en los momentos en que sea imprescindible estar, estén, pero que sea la propia plantilla la que decida. Queremos dar esa libertad a nuestros periodistas, porque cuanto más felices estén, más productivos serán para el periódico”.
Tal es así que el medio tenía planificado para finales de año la adaptación de su redacción para dicho modelo híbrido y flexible, reduciendo los puestos estables de unas 100 a 65 profesionales en favor de espacios para reuniones o eventos para socios, convirtiendo así las instalaciones del medio en un espacio de convivencia al servicio de las necesidades de sus profesionales.
En El Español, otro de los nativos de referencia, su director de Estrategia y Negocio, Daniel Muñoz, destaca cómo en áreas como tecnología, producto o marketing no hubo dificultades a la hora de teletrabajar. Antes del confinamiento, se unificaron canales de comunicación y se establecieron horarios de reuniones de coordinación. En la redacción sí que fue más complicado, ya que es un trabajo que requiere una comunicación “más fluida, rápida y constante en todo momento”. Aún así, al ser un medio nativo digital ya se trabajaba con herramientas y procesos digitales en los que todos estaban involucrados. Por ejemplo, centralizando las comunicaciones a través de Slack o realizando videollamadas a través de Google Meets.
Ahora se ha establecido un sistema de semipresencialidad que facilita las conversaciones, especialmente en aquellas secciones que trabajan con noticias de última hora. “Es un sistema que funciona a la perfección y que nos abre muchas posibilidades para ampliar la plantilla sin necesidad de invertir más en infraestructuras y de no tener que obligar a la gente a cambiarse de residencia si no es necesario. Además, contribuye a la mejora de la conciliación de la vida personal y el trabajo, y la reducción de la contaminación al evitar desplazamientos”, explica.
Muñoz no considera que la calidad informativa se haya visto mermada, más bien lo contrario: “Creo que todos los medios han mejorado su calidad informativa. Primero, porque nos hemos querido posicionar como referentes informativos durante la pandemia en un momento en el que se demandaba más información que nunca, y segundo, porque la generalizada puesta en marcha de los modelos de suscripción pasa inevitablemente por la mejora de la calidad del contenido”.
En cuanto al futuro, una vez se haya controlado el virus, Muñoz cree que “no va a venir una vacuna que nos devuelva a la antigua normalidad. Se consolidarán los modelos semipresenciales en las redacciones y en el futuro surgirán redacciones 100% remotas”.
En el Grupo Joly, la instrucción general vigente es dar prioridad al teletrabajo; todo el que puede trabaja desde casa, fijando en las redacciones turnos mínimos, sobre todo orientados a la edición del soporte papel. En los casos de periodistas con circunstancias especialmente vulnerables, con menores o dependientes a su cargo, se les intenta mantener fuera de los turnos. Y, respecto al staff, director y jefes asumen el peso de la presencialidad.
“Se consolidarán los modelos semipresenciales”
Magda Trillo, directora de Granada Hoy, cuenta la experiencia general del grupo en Andalucía. “En los momentos de máximo confinamiento, comerciales y administración han estado prácticamente limitados por la caída misma de su actividad. Se aprobó un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en marzo para todas las redacciones, que se ha extendido hasta finales de enero con porcentajes de reducción diferentes en función de las áreas”.
Para la redacción, señala que el mayor desafío inmediato fue una aceleración máxima de la digitalización de todas las funciones y hacer posible que el periódico siguiera publicándose, aunque hubiera días y momentos en los que no había ni una sola persona en la sede física de los diarios. Y desde el punto de vista informático, recuerda que un verdadero reto fue cómo el equipo técnico de sistemas y de transformación digital asumió todo el plan para hacer viable el trabajo en casa. “Entonces es cuando descubrimos que multitud de tareas que hasta ese momento nos decían que era imposible hacer a distancia realmente se podían hacer”, aclara.
También destaca que en este momento el grupo cuenta con los recursos y los procedimientos de organización y coordinación para que todos los periódicos de Joly se publiquen mediante teletrabajo. “Otra cuestión es lo que supone para una redacción trabajar desde casa y, sobre todo, el impacto que pueda tener en el ámbito personal, profesional e incluso psíquico”, agrega.
En cuanto a la adaptación de los periodistas, cuenta que ha sido asumida con absoluta normalidad y agilidad por los profesionales con mayores habilidades digitales y con más dificultad por los perfiles más pegados al soporte papel. Y en cuanto a la organización, el mayor desafío ha sido ajustar la intensidad de trabajo con la aplicación del ERTE de reducción de jornada, de tal manera que cada cabecera e incluso sección ha terminado fijando sus propias dinámicas para que el trabajo final se viera lo menos resentido posible.
Sobre las consecuencias y el futuro, destaca lo siguiente: “En alguna ocasión, hemos bromeado preguntándonos en qué momento las empresas periodísticas se darían cuenta de que se puede hacer un periódico sin sede, con el ahorro de no pagar un alquiler, luz, limpieza… Pero creo que cabeceras de referencia en su territorio, como son los periódicos de Joly, con una marca que hay que proteger y proyectar, el teletrabajo solo puede entenderse como una salida en una situación de excepcionalidad como la que estamos. ¿Se puede hacer un periódico con todo el equipo trabajando desde casa? Sí. ¿Es lo ideal? En absoluto”.
Para Jesús Guerrero, redactor del equipo de Cierre de Diario de Cádiz, el principal inconveniente fue la falta de experiencia en este tipo de situaciones. “Hubo casi que improvisar un método de trabajo nuevo, en el que los procesos de coordinación entre la redacción, sus secciones y dentro de las mismas fuesen operativos”, siendo el correo electrónico, el teléfono y los grupos de mensajes “determinantes” para desarrollar esos nuevos métodos. Y otro problema derivado fue solventar la adaptación del trabajo a los hogares, ya que “algunos compañeros tuvieron que trasladar parte de su equipo a sus viviendas”, además de las dificultades técnicas, pues, aunque se reforzaran las conexiones para trabajar en remoto, “los problemas de conexión fueron constantes al comienzo del teletrabajo”.
En cuanto a los efectos, señala que la parte positiva para los periodistas debería ser la flexibilización laboral, “aunque al ser un sector subyugado a la rapidez informativa, a veces, esto se convierte más en un obstáculo que en un beneficio. A mí, personalmente, el teletrabajo me ha ayudado a conciliar mi situación familiar”. En el otro extremo, Guerrero cree que la conexión completa al trabajo sin límite horario se acrecienta, porque no llega un momento en el que “salgas de la oficina”, lo cual, sumado a los expedientes de reducción de jornada generalizados en el sector, provocan que las condiciones laborales “se hayan visto seriamente perjudicadas”. Asimismo, opina que el contacto humano de la redacción es vital para el trabajo en equipo, por lo que el teletrabajo supone un distanciamiento social y una deshumanización del equipo de trabajo que afecta, “en primer lugar a los periodistas, pero también al medio”.
Respecto a los posibles efectos sobre la calidad final del producto, hace una puntualización: “La limitación supone una pérdida de adaptación a la situación. Hay trabajos que pueden realizarse de igual modo, ya sea de manera telemática o presencial, pero otros no. En el momento en que no puedes adaptar ese trabajo al mejor método para realizarlo, este se ve afectado negativamente. Por ejemplo, tratar un tema por teléfono siempre tiene una pérdida con respecto a tratarlo de modo personal”.
Concluye que las reducciones de jornada, mezcladas con la falta de desconexión por el teletrabajo, han multiplicado las horas de trabajo en lugar de reducirlas, siendo cada vez mayores las responsabilidades que recaen en el trabajador.
“El teletrabajo supone distanciamiento social y deshumanización del equipo de trabajo”
Marca es uno de los medios deportivos referentes en nuestro país. Emilio Contreras, subdirector del medio, señala que lo más complicado de gestionar fue crear un sistema para canalizar el trabajo y ser lo más ágiles posibles. “Para nosotros, el gran problema estaba en las retransmisiones en directo de los partidos de fútbol y eso es en lo único que hemos priorizado el presencialismo en la redacción”.
Según Contreras, la mejor muestra de perfecta adaptación de los periodistas a la situación ha sido que no se sabía si un redactor estaba en casa o en la redacción trabajando. “Seguramente, el portadista es el que más ha sufrido con este sistema, porque tenía que tener puestos los cinco sentidos en todos los canales de comunicación”, estima.
En Marca, la apuesta es favorecer el teletrabajo y dejar en manos del trabajador la decisión de ir a la redacción o no, salvo en casos puntuales como los directos de los partidos. De hecho, la modalidad mixta actual tiene al 80% trabajando en casa. Solo hubo cambios en junio, con la vuelta de La Liga, para reforzar la presencialidad en las retransmisiones.
Por ello, como parte positiva, valora que, además de trabajar con tranquilidad, los periodistas se han involucrado desde la distancia, mientras que se ha perdido la cercanía de la redacción y “ese mensaje que a veces sale distorsionado cuando llega a través de un correo electrónico o un wasap, frente a la comunicación directa, sobre todo cuando hay cosas que corregir”.
Ferrán Morales trabaja en el equipo de Diseño e Infografía de Mundo Deportivo, diario en el que, tras el estado de alarma, se volvió a la redacción en verano y, desde el pasado octubre, la empresa ofrece la posibilidad de elegir entre acudir a la redacción o teletrabajar.
Señala Ferrán que el gran inconveniente del nuevo modelo de trabajo resultó la premura del confinamiento, si bien la redacción se adaptó rápidamente a las novedades, con puntos muy positivos como conocer otras metodologías para la comunicación entre los compañeros.
Para un medio deportivo fue especialmente complicada la situación, ya que al momento que atraviesan los medios y los periodistas se añadía la paralización de las competiciones deportivas de las que se nutren informativamente. “Siendo honestos, fueron momentos complicados para la prensa deportiva, pero nos organizamos rápidamente para adaptarnos a un contenido que interesase al lector, pudiendo desarrollar noticias especiales más detalladas al tener más tiempo para dedicarle”.
Sobre el futuro, cree que los medios saldrán más fuertes; no obstante, el mayor problema derivará de la crisis económica asociada a la pandemia.
Ximena Villagrán, de Maldita Hemeroteca, señala igualmente la buena adaptación general de la redacción al teletrabajo y cómo el principal inconveniente tiene que ver mucho más con lo emocional que con el funcionamiento y ejecución de las tareas. “Todavía no nos acostumbramos a la falta de contacto humano y las conversaciones”, lamenta.
Subraya que en Maldita, un medio nativo, ya estaban preparados para adaptarse a una situación de este tipo, usando muchas herramientas de organización, chats para comunicarse y con los periodistas acostumbrados a hacer su trabajo desde casa, “ya que con la verificación muchos temas se resuelven con documentos, llamadas telefónicas y herramientas en línea”.
Para Maldita, uno de los efectos negativos ha sido el reto de seguir manteniendo debates y conversaciones que generen ideas con los miembros del equipo, y en el desarrollo de actividades que, como medio pequeño pero en contacto permanente con la comunidad, no se pueden llevar a cabo, como es el caso de los eventos presenciales.
“La pandemia trajo más desinformación que nunca, pero nuestro equipo estaba listo para ello”
“La pandemia trajo más desinformación que nunca, pero nuestro equipo está listo para soportar grandes cargas de trabajo y adaptarse a todas las situaciones”, concluye. El equipo sigue teletrabajando, con posibilidad de ir a la oficina cuando se necesite y notifique. “No tenemos ningún plan de volver a la redacción en el medio plazo. La frase habitual es ‘cuando haya vacuna’”, según cuenta.
El de La Contra de Jaén, otro nativo digital, es un caso curioso. Los periodistas socios de la cooperativa ya teletrabajaban desde hace tres años, cuando se fundó. De hecho, fue en enero de este 2020 cuando estrenaron la sede física, para apenas tres meses después tener que volver a casa.
En cuanto a la adaptación a la situación, Esperanza Calzado, directora y cofundadora, destaca cómo han echado en falta cursos de formación para adaptarse a la nueva realidad de la COVID-19. “Con ayuda del Instituto Carlos III, hemos podido ir teniendo un glosario de términos, conocimientos e instrumentos para poder interpretar e informar correctamente sobre la pandemia, en lo que a información sanitaria se refiere”, explica.
Según Calzado, la pandemia “ha demostrado la importancia del periodismo local y provincial, el de cercanía. Hemos sido los medios locales y provinciales los que menos hemos caído en las fake news, los que hemos huido de titulares grandilocuentes y de peleas políticas para ir al grano, a lo que la ciudadanía necesita y quiere conocer”.
Además, esa necesidad de información por parte de los ciudadanos ha hecho que los medios digitales “hayamos despegado e incrementado visitas como la espuma, al menos en nuestro caso”, asegura Calzado, quien cree que la calidad informativa sí que se ha visto mermada, como consecuencia de la velocidad a la que se han tenido que adquirir conocimientos y adaptarse a la situación para informar.
Sobre los derechos laborales de los periodistas, en La Contra no se ha aplicado ninguna medida de contención: ni ERTE, ni despidos, ni reducciones de jornadas, ni de salarios. “Pero sí veo cómo compañeros de otros medios sufren ERTE ‘por horas’, que a la postre son un abuso. En un diario impreso si se cumplen las cinco horas de trabajo que tienes y la página no está acabada, ¿qué haces? No te puedes ir sin terminarla. Es decir, hay compañeros que trabajan lo mismo, pero con menos sueldo y agotando el paro”.
Aitor Vieco es el director de El Mercantil, un medio también nativo digital de reciente creación especializado en temas económicos, de logística y transporte. Para ellos, el principal obstáculo fue la coordinación para el intercambio de pareceres sobre los temas a tratar o el propio tratamiento de los mismos, subsanado con chats internos de mensajería y videoconferencias.
“El teletrabajo forzoso dejará paso a un teletrabajo más flexible”
Para Vieco, esta situación “ha obligado a los medios a cambiar ciertas dinámicas y a reinventar su oferta para mantener el interés, acelerando dinámicas multimedia y obligando a las cabeceras a mejorar la calidad de sus contenidos”. Pero también encuentra su vertiente negativa: “Hemos perdido cercanía con las fuentes y los orígenes de la información, además de la pérdida de contacto más real y directo en las redacciones. Los periodistas nos hemos alejado de los focos informativos, lo cual es una mala noticia para la profesión. Cuando volvamos a la normalidad, el teletrabajo forzoso dejará paso a un teletrabajo más flexible, lo que puede suavizar los aspectos negativos y mejorar los positivos, porque será una solución híbrida”.
Para Enrique Bullido, redactor jefe de Europa Press, el principal problema que encontraron fue no tener una experiencia previa para un trabajo en remoto, aunque reconoce que la adaptación de los periodistas fue rápida y buena. “Se trata de un equipo joven con capacidad de adopción de diferentes herramientas”, apunta.
Ve interesante, además de la flexibilidad de la redacción, la posibilidad de hacer determinados turnos en el futuro que permitan conciliar mejor la vida personal y laboral. En cambio, en su opinión, la inmediatez y coordinación que se produce presencialmente en la redacción son más complicadas de replicar en el formato de teletrabajo.
“Se ha demostrado que la presencialidad es conveniente pero no imprescindible”
En cuanto al futuro para la profesión, Bullido cree que “se ha demostrado que la presencialidad es conveniente pero no imprescindible para realizar un trabajo de calidad, y esta experiencia ayudará a implantar estas medidas, especialmente en aquellos medios que se basaban en una presencialidad del 100% de los periodistas”.
Europa Press continúa en una modalidad de teletrabajo para la mayoría de los periodistas, aunque desde principios de mayo hay personas que acuden físicamente a la redacción en función de las necesidades informativas.
En Spain Media, editora de revistas como Forbes o Tapas, se combina la presencialidad con el teletrabajo desde el pasado mes de mayo. Para Andrés Rodríguez, su presidente y editor, además de directivo de la Asociación de la Prensa de Madrid, el principal problema ha sido emocional, ya que “una redacción es un hogar para muchos periodistas, al menos para mí lo es, y la nuestra es un lugar para intercambiar ideas, impresiones, discutir puntos de vista… La digitalización no nos ha ayudado a que la comunicación fluya, pero nos está ayudando a mutar”.
Según su experiencia, el teletrabajo ha sido más complicado para unas personas que para otras: “Sorprendentemente, los que pensábamos que serían más flexibles se han encontrado con dificultades y quienes parecían más rígidos nos han sorprendido por su adaptabilidad”.
“La digitalización, bien utilizada, nos hará mejores, más competitivos y más rentables”
“La parte positiva es que la digitalización nos está obligando a preguntarnos qué espera de nosotros nuestro anunciante y nuestro lector. Tan solo esta pregunta nos hace cambiar, dudar, movernos y encontrar soluciones. La parte negativa es que la digitalización no es una solución por sí misma, es una herramienta que, bien utilizada, nos hará mejores, más competitivos y más rentables. Pero, si pensamos que nos va a decir qué rumbo elegir, estamos equivocados”, asegura el editor.
Sobre los derechos laborales de los periodistas, Andrés Rodríguez afirma que “estamos en una revolución y cualquier revolución también afecta a los derechos que tienen que ser reconsiderados y consolidados según los nuevos parámetros de futuro”.
“El teletrabajo nos hará mejores. Depurará el mercado y consolidará a los que tengan un valor añadido”, concluye Rodríguez.
Ismael Nafría coordina las tres cabeceras de National Geographic, con una plantilla de unos 30 profesionales entre redacción, equipos de arte, diseño y web. Comenzaron el teletrabajo justo a mitad de marzo, “con un trabajo tremendo del equipo técnico, asegurando redes VPN en todos los equipos para poder trabajar desde casa”. La plantilla volvió a la redacción a mediados de septiembre, cumpliendo todas las exigencias de seguridad. “Ha sido un gran esfuerzo para todos, pero yo me he quedado admirado por la respuesta conseguida. Todos los productos han salido a tiempo, con lo que no hay mejor prueba que esa. Está siendo un gran aprendizaje que ha obligado a un esfuerzo personal importante, y de organización familiar”, relata.
En general, Nafría señala los problemas lógicos de conciliación, pero con la ventaja del ahorro en los tiempos de desplazamiento al trabajo. “Nos hemos dado cuenta de que el teletrabajo es perfectamente posible para perfiles determinados. La tecnología es una aliada para poder hacer muchas cosas a distancia sin problema”, destaca.
Para Nafría, un descubrimiento ha sido que las reuniones a distancia terminan siendo más efectivas, porque se limita el tiempo, siendo la eficiencia mucho mayor; y sí que considera que con el teletrabajo van a cambiar muchas cosas, pues hay medios internacionales que ya han decidido implantar el teletrabajo de manera permanente y definitiva, ahorrando los costes derivados de la ubicación física en las oficinas.
“El teletrabajo ha madurado, tenemos más experiencia, mejores herramientas… Se ha abierto la veda a trabajar con calidad, pero de otra manera. Yo estoy a favor del trabajo bien hecho en favor de la calidad de la vida de los profesionales. Y se ha demostrado que el trabajo presencial es menos crucial de lo que pensábamos”, argumenta.
En TVE no se han producido problemas técnicos significativos en la redacción de los informativos, según el periodista del ente público José Hervás, aunque sí hace hincapié en que al necesitar un sistema de trabajo conectado con la redacción central, que se hace a través de las licencias de media central e inews, se ha tenido que adaptar el número de periodistas que estaban teletrabajando al número de licencias compradas.
En cuanto a la adaptación, Hervás resalta como principal dificultad la cuestión psicológica o emocional y la del acceso a las fuentes, ya que “se hace más difícil el trabajo para quien tiene que acceder a fuentes informativas sin acudir al Congreso, a los ministerios, a las sedes de patronal o sindicatos”, por ejemplo. Asimismo, opina que el trabajo con el teletrabajo está “más deshumanizado”. A cambio, se gana tiempo al no tener que desplazarse al centro de trabajo.
Para Hervás, esta situación es una excepcionalidad y no cree que vaya a cambiar mucho el sistema para los periodistas. “Lo que crecerá a partir de ahora es que parte del trabajo se pueda hacer por teletrabajo y otra parte de forma presencial”, dice.
En TVE, desde aproximadamente octubre se adoptaron medidas de protección para cada puesto de trabajo, de tal manera que la mayoría de la plantilla ya acude a la redacción central. “Ahora ha disminuido mucho en TVE el teletrabajo entre los periodistas. Casi solo lo hacemos los que por edad somos considerados personas de alto riesgo. El resto de trabajadores de TVE que pueden hacer trabajos más técnicos también lo mantienen.
Javier Osuna es productor de Canal Sur Radio. Señala como uno de los problemas más importantes en el inicio del confinamiento la escasez de equipos técnicos: “La pandemia cogió a todo el mundo a contrapié, y mientras en los comercios no había mascarillas, en Canal Sur escaseaban los móviles corporativos, por ejemplo”. En cuanto a las rutinas, recuerda que los redactores y los productores se fueron turnando para trabajar una semana desde casa y otra presencial. Y cuenta que “algunos compañeros no han llevado bien el teletrabajo y, un tanto saturados, han solicitado la reincorporación presencial. En mi caso, todo lo contrario, solicité el teletrabajo permanente”.
En su redacción, acuden físicamente perfiles como redactores, operadores de sonido, cámaras, montadores de televisión o administrativos, entre otros.
Osuna también habla de las adaptaciones del espacio físico motivadas por esta nueva situación, que ha conllevado una reducción importante de puestos de trabajo, no una pérdida de empleos: “Si antes estábamos entre diez y 15 personas habitualmente en la redacción, ahora lo han habilitado para un máximo de seis, habilitando otras zonas del centro que antes tenían otro uso”.
“En mi caso, como productor, probablemente sea de todos el más acorde para realizar el trabajo desde casa y el que menos necesite la presencia física. Aquel cuyo trabajo no precisa estar y salir a la calle, sea redactor o presentador de un programa o informativo, puede perfectamente teletrabajar desde casa”, argumenta.
Opina que, dándose en casa las circunstancias favorables para poder desarrollar su labor, el rendimiento del trabajador será seguramente mayor con el teletrabajo, lo cual redundará en un mejor producto.
Periodistas desde el otro lado de los medios también valoran la situación actual a la que se enfrenta la industria periodística. José Manuel Rodríguez es consultor especializado en comunicación digital y experto en análisis de medios. Cree que las dificultades para periodistas y medios han sido, fundamentalmente, culturales: “Los medios tecnológicos existen desde hace tiempo, otra cosa es que exista la voluntad para convertir el teletrabajo en un estándar por parte de jefes a los que esa situación les exige unas capacidades de gestión diferentes. Con todo, los compañeros con los que hablo me dicen que mayoritariamente les gusta, aunque preferirían poder escoger cuándo teletrabajar y cuándo acudir a la redacción, en un esquema flexible”.
También denota ciertos aspectos negativos en esta situación, ya que, además de perder dinámicas de equipo, “hay que valorar a aquellas personas que no disponen de un espacio o equipamiento adecuado para el teletrabajo, y a aquellos a los que les cuesta separar lo personal de lo laboral”.
Por su parte, Pepe Cerezo, también consultor y experto en estrategia y transformación digital, ve como gran problema el hecho de que hubo que improvisar en todo y cómo las redacciones en pocos días tuvieron que adaptarse de forma precipitada a la hora de adquirir equipos, adecuar los procesos en todas las áreas, habilitar accesos seguros, etc. Considera que la respuesta de las organizaciones en su conjunto, y de las redacciones en particular, fue espectacular. Estima que, “en condiciones normales, si se hubiera tenido que planificar ordinariamente se hubiera tardado meses o incluso años para llevarlo a cabo”.
Para Cerezo, esta situación ha sido un gran acelerador digital, que ha impuesto una cultura de cambio y adaptación sin precedentes, mientras que los factores negativos tienen que ver fundamentalmente con la conciliación familiar, las jornadas interminables o la falta en algunos casos de logística en los hogares.
“El trabajo en equipo de forma presencial es muy enriquecedor, y la redacción un lugar en el que predomina la inteligencia colectiva. Por ello, cuando podamos volver a la normalidad será fundamental conseguir un modelo híbrido que aúne lo mejor de los dos modelos”, recomienda.
Casi todos los consultados cree que la calidad informativa no se vio mermada, incluso se ofrecieron productos informativos de mayor calidad
Es importante subrayar cómo la práctica totalidad de los periodistas consultados considera que la calidad de la información ofrecida durante este tiempo no solo no se vio mermada, sino que incluso se ofrecieron productos informativos de mayor calidad, y cómo también la gran mayoría cree que los derechos laborales de los profesionales de la información tampoco se han visto afectados por esta nueva realidad, más allá de reconocer que hubo momentos y picos de gran volumen de producción de información y sobrecarga horaria, que paralelamente se vio en parte compensado con el ahorro de otros tipos de tiempos, como los de desplazamiento a la redacción.
El periodismo, los periodistas, han respondido a la pandemia. Adaptándose, aprendiendo de manera urgente y forzada, y con un alto sentido de la responsabilidad como para garantizar el derecho a la información de los ciudadanos, en unos momentos en los que la información era más demandada y necesaria que nunca, y en el que los medios necesitaban ser referencia de calidad y rigurosidad para dichos ciudadanos. En unos meses podremos contar, esperemos que más pronto que tarde, los efectos inmediatos y definitivos que esta situación ha tenido para el trabajo de los periodistas.