21/07/2020

Carta a los lectores

La sombra de la COVID-19 es alargada

Escrito por Juan Caño

El  número 40 de nuestra revista, Cuadernos de Periodistas, iba a tener como protagonista un acontecimiento de histórica importancia para la Asociación de la Prensa de Madrid (APM): la celebración del 125 aniversario de su fundación.

Pero en esta profesión –que ejercemos desde muy diversas trincheras–, siempre ha prevalecido la actualidad sobre cualquier otra consideración, tuviera la importancia que fuere. Por esa razón, hemos cambiado la programación inicial de este número para dirigir la mirada al devastador acontecimiento que ha revolucionado nuestras vidas y a veces hasta se las ha llevado consigo de forma desgarradora y cruel: la pandemia del coronavirus.

Desde la portada y a través de diversos artículos y secciones, analizamos la influencia que ha tenido, sigue teniendo y seguirá teniendo el maldito virus en las diversas formas de comunicación, porque su sombra es alargada, como proclama el título de esta introducción.

El interesante trabajo de José Antonio Zarzalejos incide en la infodemia, mientras que el del profesor Raúl Magallón se centra en la “nueva infonormalidad”. Ambos términos han sido recién acuñados para tratar de definir nuevas realidades que nos acosan.

Nuestra compañera Carmen del Riego, que fue presidenta de la APM, escribió en esta misma columna que “la revista Cuadernos es un espacio para el debate y la reflexión sobre el periodismo, nuestra profesión”.

Creemos, por tanto, que se cumple fielmente la misión encomendada con el contenido de este número, dedicado en su primera parte a reflexionar sobre el papel del periodismo en tiempos de catástrofe.

Zarzalejos, al hablar de la infodemia (abundancia desordenada de datos y noticias sobre la evolución del contagio masivo por COVID-19), utiliza acertadamente un símil casi poético al escribir que “el requerimiento de la información está siendo como la labor del farero en la costa arriscada en las noches de tempestad”.

Magallón, por su parte, dice refiriéndose a “la nueva infonormalidad” que ya no se debe pensar en fake news, sino en desinformación, y elabora una sugerente teoría que vincula estrechamente el miedo y la desinformación.

Rafael Díaz Arias aporta al debate importantes precisiones en su artículo sobre el periodismo responsable en los medios públicos audiovisuales. “Nunca ha sido tan incuestionable la función pública del periodismo […], que se ha convertido en imprescindible para nuestra supervivencia personal”, asegura.

También en este número, las tres secciones de cierre –“Consultorio Deontológico”, de Milagros Pérez Oliva; “El Mataerratas”, de Arsenio Escolar, y “Buena prensa”, de Josu Mezo– están dedicadas al coronavirus, con aportaciones sumamente reveladoras.

El presente número de Cuadernos está dedicado a los compañeros que nos han dejado en los últimos meses

Por mi parte, deseo aprovechar este debate para avanzar el esbozo de un trabajo sobre lo que llamo “la cuarta misión” del periodismo, y que, después de informar, formar y entretener, consiste en animar o alentar a las audiencias en momentos difíciles.

A lo largo de los últimos meses, hemos tenido magníficos ejemplos del ejercicio de esta poco conocida cuarta misión por parte de muchos medios.

Citaré dos que me llamaron la atención. El primero fue el de la revista ¡Hola!, que desde una de sus portadas del mes de marzo gritó: “¡Arriba los corazones!”. Y publicó en páginas interiores un extenso reportaje animando a sus lectores en medio del temporal pandémico.

El segundo fue el de Carlos Alsina, que durante casi dos meses cerró su monólogo diario al inicio del programa Más de uno, de Onda Cero, con la canción italiana Facciamo finta che… tutto va ben [Finjamos que... todo va bien], de Ombretta Colli, cantada por todo tipo de oyentes, especialmente niños. Ese himno se convirtió en un abrazo de optimismo matinal para mayores y niños.

Hay muchas otros ejemplos, pero creo que los dos citados valen como botón de muestra.

En cuanto al 125 aniversario de la APM, tenemos previsto celebrarlo con diversos actos y publicaciones en el periodo que va del 31 de mayo de 2020 al 1 de junio de 2021. Algunos tuvieron que suspenderse por las causas conocidas, pero la mayoría solo sufren retrasos y se encuentran a la espera de que se normalice nuestra vida diaria.

Y de esta manera, cierro el prólogo al presente número de Cuadernos, que desearía dedicar a los compañeros que nos han dejado en los últimos meses porque la virulencia del nuevo virus pudo con ellos. Descansen en paz, rodeados de la consideración y el cariño de todos.