Libertad de prensa, bajo amenaza
Entre las más preocupantes amenazas contra los periodistas destaca la conexión corrupción-periodismo. El proceso de destrucción moral del periodista comienza con un salario injusto, que, conocido por el corrupto, le sirve como argumento para comprometerle en hechos de corrupción. Ello destruye su credibilidad, aniquila su influencia y provoca, finalmente, su muerte profesional. No puede haber ética sin libertad, ni libertad sin ética.
JAVIER DARÍO RESTREPO*
Hay 100 periodistas colombianos que hoy cumplen con sus tareas escoltados. Las amenazas que han recibido convirtieron en una necesidad andar con protección armada por todas partes. Desde 1977 hasta hoy se cuentan 152 periodistas asesinados. El año pasado, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) dio cuenta de 164 periodistas cuya vida transcurre bajo amenazas y, en 2015, la cuenta de los amenazados va por 51.
Los periodistas son amenazados porque la información que publican resulta peligrosa para los delincuentes. En casi todos los casos, esas noticias constituyen un equilibrio de poder, insoportable para mafiosos, delincuentes y corruptos de todas las calañas.
Pero a esas obvias causas se agregan otras menos visibles. Una de ellas es la impunidad, que opera como estímulo de los delincuentes. El 50 % de los procesos por atentados contra periodistas ya prescribió. Es un fenómeno que a la vez alienta a los sicarios y deja una extendida sensación de desprotección, aún más cuando se ha comprobado que en las investigaciones que adelanta la fiscalía intervienen funcionarios para torpedear o para proteger a los investigados.
Uno de los casos más significativos de esta situación es el de cuatro periodistas contra quienes existe la orden de asesinarlos por parte del exgobernador de La Guajira Kiko Gómez. Se trata de un influyente político regional, comprometido en delitos que, denunciados por los periodistas, lo tienen en la cárcel. Se conocen sus amenazas, está claramente identificado como autor de ellas y no parece haber nada ni nadie que pueda impedir que estos profesionales vivan bajo amenaza de muerte.
Entre las más preocupantes amenazas contra los periodistas destaca la conexión corrupción-periodismo, a la que sirve de estímulo la situación generalizada de los malos sueldos para periodistas.
El proceso de destrucción moral del periodista comienza con ese hecho: el salario injusto que, conocido por el corrupto, le sirve como argumento para comprometer al periodista en hechos de corrupción. Estos hechos destruyen su credibilidad, aniquilan su influencia y provocan, finalmente, su muerte profesional.
Es, pues, un proceso devastador el que está afrontando el periodismo colombiano con distintas y graves consecuencias sobre la libertad de expresión y de información.
Dentro de este contexto se produjo el siguiente diálogo con un colega el pasado 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa:
-Esas palabras, “libertad” y “prensa”, ¿cómo deben entenderse hoy? ¿Hay acepciones y contextos nuevos que agregarles?
-Cuando hablas del sol, es inevitable la asociación con la luz y el calor, y la flor sugiere color y perfume; de la misma manera que prensa es una palabra que habla de libertad. Es parte de su naturaleza, de modo que no se puede pensar en la prensa sin su correspondiente libertad, y para que haya libertad, necesitas la prensa. Ella cumple un papel irreemplazable en la existencia y ejercicio de la libertad.
-Más que nunca, las posibilidades de ejercer la libertad de prensa han crecido. Pero ¿cantidad (sobreoferta de medios informativos) significa calidad?
-La sobreoferta de medios puede significar la multiplicación de oportunidades para ejercer la libertad de expresión. También puede ser la expansión del negocio de la información.
Lo primero pertenece al orden de lo teórico o ideal. Pero la realidad muestra que, al multiplicarse, un negocio lo hace a pesar de la competencia y luchando contra ella; circunstancia que en el caso de la información la desnaturaliza y convierte en un procedimiento venal. Por su naturaleza, la información es un servicio y pertenece a la vez al orden de la inteligencia y al de la comunicación que puede llegar a ser comunión.
-Libertad es una palabra muy asociada con la Revolución francesa (en esencia, una revolución que reclamó libertades). Es una categoría muy liberal. ¿Cómo explica esa expresión muy suya y contemporánea de “libertad responsable”?
-La unión de los dos conceptos, libertad y responsabilidad, no significa limitación de la libertad, sino su definición como derecho que no es absoluto.
En el fervor de la revolución y padecido el régimen del absolutismo, fue natural que la revolución pretendiera reemplazar un extremo con su contrario: la negación de los derechos por la idolatría de esos derechos.
La vida, la reflexión y, sobre todo, los errores han demostrado que un derecho no devora otro derecho y que el derecho a la libertad no elimina los derechos de los otros. En consecuencia, así como los conflictos entre humanos se resuelven con el diálogo, la pugna entre los derechos se resuelve con su armonización. Todo derecho llega hasta donde comienza el derecho ajeno, según la expresión de Benito Juárez; o sea, que no hay derechos ni libertades absolutas.
La libertad de prensa está al servicio del derecho a la información
-La Constitución [de Colombia] de 1991 avanzó el desarrollo del derecho a la información. ¿Qué hay que rescatar de ese concepto tradicional de libertad de prensa para sumarlo a un modelo de derechos horizontales, en el cual el derecho a la información es uno más entre otros?
-Continuando con lo anterior, la libertad de prensa está al servicio del derecho a la información, que, a su vez, es un instrumento que permite la libertad de la sociedad y de las personas.
La libertad de prensa no es un privilegio ni un recurso de poder. Es una defensa indispensable para el que busca la verdad que la prensa debe servir a la sociedad. Cuando los periodistas la reclamamos, lo hacemos porque sin ella se vuelve imposible nuestro trabajo. Sucede algo parecido con la libertad de opinión: la sociedad la reclama porque sin ella es imposible vivir en democracia; es un instrumento indispensable que cuando desaparece deja sin apoyo el debate, y sin él no hay examen de los actos del gobernante, y al faltar ese examen, aparecen la verdad única e impuesta, la imposición ideológica, el predominio del capricho y la muerte de la inteligencia y de la dignidad.
-¿Colombia, a su juicio, es hoy un país con libertad de prensa, en el contexto de estas definiciones y conceptos que estamos abordando?
-Ni Colombia ni ningún país puede afirmar que tiene libertad de prensa. La libertad es una realidad dinámica que está en crecimiento constante porque cuando no crece, decrece. Se le hace un grave daño a la libertad cuando se la da por hecha y definitiva. La libertad es “un hacerse”. En Colombia, por prurito democrático se tiende a creer que hay libertad de prensa y, por esa razón, desaparece la dinámica de crecimiento y se imponen la pasividad y la indulgencia frente a los hechos y personas que impiden su desarrollo y consolidación.
-Maestro Javier, ¿en qué se parecen o cómo se emparentan libertad y ética? ¿Qué correspondencias se pueden establecer aquí entre ese poder ser y ese deber ser?
-Se necesitan de tal modo que no puede haber ética sin libertad, ni libertad sin ética. La ética implica un ejercicio permanente de la libertad. Ser ético es el máximo grado de la libertad. La ética nace de una decisión personal que no puede ser impuesta por nadie, y en esto se diferencia de la ley.
A su vez, la libertad es posible como resultado de la práctica de las virtudes que llevan a la excelencia personal y profesional. Puesto que nadie le da la libertad a nadie, la libertad es creación de lo mejor de cada persona.
Hablar, pues, de un hombre libre es hablar de alguien que ha realizado los valores del ser humano, que es el objetivo de la ética.
Ser ético es el máximo grado de la libertad
-¿Cuánta importancia tienen el periodismo de interpretación, análisis e investigación para defender los mejores valores de esa libertad entendida como independencia y crítica social productiva, de verdadera cualificación democrática?
- Los análisis, la investigación, la interpretación son técnicas que dan conocimiento y, de acuerdo con la explicación anterior, ese conocimiento es la materia prima de las decisiones, que son los elementos decisivos para actuar en libertad.
-¿Esa libertad de prensa cómo puede desarrollarse? ¿Cómo puede convertirse en agente de cambio social, de transformación, de crecimiento ciudadano y político, más allá de lo político reducido a lo partidista-ideológico?
-Es agente de cambio porque aporta la materia prima para la libertad de los ciudadanos y de la sociedad. Y para no quedarnos en la metáfora, te describo los pasos de este proceso de la libertad.
Uno se hace libre al decidir. Pero solo puede decidir cuando está bien informado. Y estar bien informado es tener un completo conocimiento de las distintas opciones posibles, de modo que, al decidir por una y rechazar las otras, se hace con pleno conocimiento.
Ese conocimiento en lo que concierne a los asuntos públicos (escoger un candidato, un partido, un programa político, etc.) lo da la información, que es sólida y creíble si es obtenida y difundida en libertad. Y este es el papel de la prensa: dar conocimiento que permita decidir y, al decidir, el ciudadano construye su libertad.
-Un tema que a usted le apasiona: ¿para qué sirve la libertad de prensa hoy, cuando el país afronta una compleja y sensible negociación para terminar el conflicto armado y construir la paz?
- Cuando la prensa informa con libertad, permite un conocimiento claro de la realidad, y esta es la condición necesaria para decidir acertadamente sobre los asuntos públicos. Si la paz es la suma de todos los bienes, a ella no se llega por los caminos torcidos de la mentira, de las tergiversaciones y de la manipulación de la verdad. Por tanto, una prensa libre –que es la que te dice la verdad y te la entrega de modo creíble– es la que puede contribuir de modo efectivo al proceso de paz.