22/02/2016

COBERTURA DE LA CRISIS DE LOS REFUGIADOS

Otro periodismo para las nuevas olas migratorias

Escrito por Myriam Redondo

La crisis de los refugiados destapó lo mejor de la prensa digital (periodismo de datos, directos vía Twitter…) y del reporterismo clásico (acompañamiento a las personas desplazadas). Pero las ONG hablan de calidad incompleta y alertan contra el sensacionalismo y los estereotipos.


MYRIAM REDONDO*

El 19 de agosto, El Mundo publicaba la crónica “Los olvidados de Gevgelija”, con texto de Patricia Simón e imágenes del premio Pulitzer español Javier Bauluz. En aquella frontera grecoturca, miles de refugiados se apiñaban en trenes que traían recuerdos infaustos a los europeos. Desde mayo se hablaba de crisis de refugiados y en junio se habían difundido imágenes de sirios empujando a niños pequeños por encima de alambradas que les separaban de Turquía. Aun antes, en enero de 2014, Naciones Unidas había distribuido fotos de hacinamiento y desesperación en Yarmouk (Siria).  Pero fue a partir de ese mes en que los refugiados llegaron a los Balcanes cuando la atención de los medios se disparó: la crisis migratoria estaba en el corazón de la Unión Europea (UE).

Por eso, una de las principales críticas que hacen las organizaciones no gubernamentales (ONG) de la cobertura de esta crisis es que llegó tarde: “Durante casi cinco años de guerra, ha costado ver que los grandes diarios o informativos de radio o televisión abrieran con tanto tiempo y protagonismo como lo han hecho con los refugiados de Siria que pisaban Europa o morían en nuestras costas. Cuando la guerra en Siria es noticia de ‘primera’ por generar movimientos de personas que huyen hacia Europa y no por más de 200.000 muertos o por haber destruido el 80% de su sistema sanitario o el 50% de sus escuelas, es un claro ejemplo del tipo de periodismo que se ha generado”, explica David del Campo, director de Cooperación Internacional y Acción Humanitaria de Save the Children. La cifra que ofrece Del Campo parte del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que ya indicó en febrero que esa cifra correspondía a muertos verificados y que la real era probablemente mucho mayor.

José Félix Hoyo, médico de urgencias, cooperante y vocal de Operaciones Internacionales de la Junta Directiva de Médicos del Mundo, aclara que la crisis de refugiados comenzó hace muchos años: “Conflictos crónicos olvidados, hambrunas, guerras, catástrofes naturales, pobreza extrema y violencia han ido alimentando progresivamente esta crisis sostenida hasta llegar a los más de 59 millones de desplazados forzosos que en este momento hay en el mundo. Desde ese punto de vista, la cobertura podría considerarse incompleta”.

Las ONG otorgan una nota media o media-baja a los medios

Cuadernos de Periodistas ha contactado con representantes de varias organizaciones del tercer sector para conocer su opinión sobre la cobertura de los medios españoles ante la crisis: la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), Cruz Roja, Médicos del Mundo, Oxfam Intermón y Save the Children (las cuatro últimas, con equipos desplegados en el terreno) respondieron a un cuestionario de preguntas abiertas enviado por correo electrónico. Su opinión es relevante porque las ONG han sido fuente destacada de información sobre el fenómeno migratorio y han interactuado intensamente con los medios. “Creo que ha habido sintonía en cuanto al discurso y eso ha facilitado mucho las cosas. Además, las ONG no solo han ofrecido su posicionamiento, sino también valor informativo: cifras, imágenes, vídeos, testimonios…”, dice Alberto Senante, responsable de Comunicación de CEAR.

La Columbia Journalism Review (CJR) destaca en un artículo (A tale of two shipwrecks: how NGOs are leading migration coverage [“La historia de dos naufragios: cómo las ONG están liderando la cobertura de la migración”]), publicado el 13 de noviembre de 2015, que las campañas digitales lanzadas por las entidades humanitarias han influido notablemente en la cobertura de la crisis. “Estamos entrando en una fase en la que comenzamos a operar como una organización mediática”, afirma a la publicación Andrew Stroehlein, portavoz europeo de Human Rights Watch (HRW), una de las ONG que más informan desde los Balcanes. Sus miembros “se comportan totalmente como reporteros”, explica a la CJR Lauren Frayer. Esta corresponsal en Madrid para NPR y Los Angeles Times cubrió el fenómeno migratorio en Hungría, Croacia y Eslovenia durante varios meses y dice haber trabajado junto a una investigadora de HRW que “hacía exactamente el mismo trabajo que un periodista”.

Las respuestas al cuestionario enviado por Cuadernos reflejan satisfacción a medias con el trabajo realizado. “Creo que es una cobertura mejorable, pese al esfuerzo y dedicación personal de muchos periodistas que, con sus propios recursos, están trabajando sobre terreno. Por otra parte, echo en falta informaciones y reportajes más completos sobre la nueva realidad a la que se enfrenta Europa, Occidente y, desde luego, más información sobre lo que está sucediendo en los países de origen de estas personas que muchas veces se juegan la vida”, dice Miguel Ángel Rodríguez, responsable de Comunicación Externa en Cruz Roja.

“Ha habido de todo. Lo que está claro –escribe Laura Hurtado, del Departamento de Comunicación de Oxfam Intermón– es que, en esta ocasión, los medios han enviado a periodistas a la zona y eso ha permitido que la gente conozca la situación y, lo que es más importante, conecte con lo que está pasando y se emocione. Esto último ha ayudado mucho a que mucha gente se solidarice con el tema”. 

En general, los consultados otorgan una nota media o media-baja a los medios (creen que su línea informativa va ligada a intereses propios), pero valoran mucho más positivamente a los periodistas por su trabajo individual. Senante es el que mejor calificación le da a la cobertura nacional (“buena”). Ofrece varios ejemplos concretos de periodismo de calidad: el artículo de Simón y Bauluz ya citado o “Europa levanta siete vallas contra el mayor éxodo humano desde la II Guerra Mundial”, de Jairo Vargas en Público.

El reportero más reconocido por los representantes que se han expresado es Alberto Rojas, seguido de otros como Agus Morales, Nicolás Castellanos y Patricia Simón. Y se señalan ejercicios de fotoperiodistas como Olmo Calvo y Samuel Aranda. “Hay muchos trabajos periodísticos excepcionales”, recalca Rodríguez.

Críticas sobre las condiciones profesionales de los freelances

En cuanto a los medios, se señala por su buen trabajo continuado a Planeta Futuro (El País), Desalambre (Eldiario.es) y Revista 5W, así como a la Fundación porCausa. Y se destacan propuestas concretas en La Sexta (los reportajes “Refugiados: reservado el derecho de admisión” y “Huir de la muerte”), Antena 3 TV (cobertura de Nuria Briongos desde Grecia), Cadena SER (“La mirada”, de Soledad Gallego-Díaz) y El Español (los artículos “Diez medidas para atajar la crisis de los refugiados” y “Claves de la nueva cumbre sobre la crisis de refu
giados”
). El Confidencial es el medio más mencionado por haber publicado “En ruta con los refugiados”, un diario en el que la reportera Pilar Cebrián relató su acompañamiento a un grupo de desplazados desde Esmirna hasta Suecia. El trabajo le llevó 18 días entre preparación y ejecución.

Este tipo de “empotramiento humanitario” (o integración, término que prefiere la Fundéu BBVA) puede ser total o parcial, ya que es infrecuente dormir con los refugiados o atravesar con ellos los controles ilegales, y en ocasiones se les acompaña solo en ciertos tramos, excluido el trayecto por mar. La iniciativa ha recuperado lo mejor del periodismo clásico, ese que requiere pisar el terreno, y ha ofrecido a los lectores una mirilla para observar la realidad migrante con cercanía. Empezaron desarrollando esta experiencia medios extranjeros como The Washington Post y The New York Times, pero la idea de acompañar a migrantes no es nueva: en 2004, los periodistas franceses Grégoire Deniau y Olivier Jobard llegaron a Fuerteventura en patera tras un trabajo de meses con inmigrantes magrebíes y subsaharianos, un ejemplo que después seguirían otros periodistas.

Entre los reporteros españoles, Pilar Cebrián y el reportero Aitor Sáez (este último para el diario La Razón) son los únicos que hicieron la ruta haciéndose pasar por refugiados, lo que multiplica los riesgos. Otros profesionales han acompañado a los desplazados sin ocultar su profesión (caso de la periodista Leticia Álvarez o del propio Sáez, que hicieron juntos uno de esos acompañamientos para Televisa, con crónicas en La Voz de Galicia). Ha habido variantes geográficas: al escribir estas líneas, el reportero Javier Triana hace el viaje para El Periódico desde Esmirna hasta Belgrado, mientras otros profesionales han viajado de Lesbos a Alemania o los países nórdicos. Además, ha habido numerosos enviados especiales desplazados temporalmente a la zona de los Balcanes o Turquía. Muchos de ellos –y, en concreto, todos los citados aquí– eran freelances, lo que ha suscitado críticas sobre las condiciones profesionales en que se ha ejercido esta cobertura histórica.

Entre los medios internacionales, las ONG se quedan con las coberturas realizadas por The Guardian, Reuters, The New York Times, Al Jazeera, Libération y la BBC. Mientras Hurtado cree que la comparación con ellos deja a las cabeceras españolas en buen lugar, Hoyo es más crítico: “No, los medios españoles no salen bien parados. El periodismo en España, con cierta frecuencia, es una interpretación parcial marcada por una ideología política concreta”.

Lo más celebrado
Una de las tendencias más destacadas y celebradas por las ONG es la de haber recurrido al periodismo de datos para hacer visibles las paradojas que rodean la situación de los refugiados. Senante alaba un artículo firmado por Daniele Grasso en El Confidencial: “Europa gasta 13.000 millones para frenar la inmigración, los traficantes ganan 16.000”. Grasso forma parte de The Migrants Files, un proyecto que cruza bases de datos internacionales y que ha recibido relevantes premios por destapar las cifras reales de muertos en aguas mediterráneas. El grupo también ha revelado los costes asociados a la actual política migratoria de la UE: las empresas de defensa fronteriza y los traficantes son los que más ganan con este drama humano, según sus investigaciones.

Contra el discurso del miedo, que describe el fenómeno como “invasión” o “avalancha”, muchas publicaciones han aportado cifras y visualizaciones clarificadoras. Las infografías mostraban, por ejemplo, que la cifra de refugiados que quería acoger la UE era irrisoria comparada con los contingentes que albergan países de capacidad tan limitada como el Líbano (1,5 millones de refugiados o solicitantes de asilo en enero de 2015, según Naciones Unidas) o Jordania (811.000).

En un taller sobre Periodismo de Datos y Generadores de Opinión organizado por la Fundación porCausa en Madrid y centrado en los refugiados, la periodista de El País Lola Huete alertaba: “No por el hecho de que los datos los dé un representante político son correctos”. En esta crisis, una buena infografía ha valido más que mil palabras y, sobre todo, más que mil declaraciones.

El Proyecto 19 Millones ejemplifica cómo la crisis ha difuminado la distinción entre medios, ciudadanos y activistas. Une a periodistas con profesionales de muy distinta especialización (alguno es español) para corregir narraciones sesgadas y aportar ideas constructivas que palien la crisis a partir del periodismo de datos. Su cuenta en Twitter (@19mmproject) guía a infografías de interés o a campañas de crowdfunding (financiación colectiva) y crowdsourcing (redacción o investigación colaborativa). Estas dos opciones también han ganado protagonismo con el fenómeno migratorio, sobre todo fuera de España. Se han apuntado a ellas ciudadanos y ONG, pero también algunos periodistas y medios.

Una de las tendencias más celebradas por las ONG es el periodismo de datos

Tras obtener desde el aire la foto de una barcaza que parecía una flecha atestada de africanos (World Press Photo en 2014), el italiano Massimo Testini inició una campaña de crowdsourcing para encontrar a los desplazados que aparecían en la imagen. Otro ejemplo: la plataforma de publicación Medium mantiene @findghostboat, un proyecto de investigación colaborativa para localizar un barco con 243 pasajeros, en su mayoría eritreos, desaparecidos en aguas mediterráneas en verano. 

También han sido llamativas las emisiones de vídeo en directo a través de Periscope o Snapchat. En España, los medios apuestan todavía poco por estos servicios, pero algunos periodistas extranjeros los han usado intensivamente desde su teléfono móvil. Reporteros de BBC, Bild y Time hablan de la buena reacción de la audiencia y destacan la ventaja que da un equipo tan pequeño de grabación para internarse en esferas íntimas. Como estas plataformas tienen carácter efímero, con emisiones que desaparecen a las 24 horas, Bild incluyó posteriormente en un minidocumental las grabaciones de su reportero. Sobre Periscope, dice Rodríguez, de Cruz Roja: “Unes profesionalidad y nuevas tecnologías y encuentras a periodistas todoterreno con una capacidad nunca imaginada para informar en tiempo real, con imagen, datos, recursos”.

A Hoyo le ha sorprendido positivamente el uso por parte de los medios (como en el programa La Sexta Columna) de vídeos e imágenes tomadas por los propios refugiados durante su tránsito: “Reflejan mejor que ninguna otra la situación de los lugares de los que se han visto obligados a huir o las condiciones precarias en las que han pasado días y noches”. Los llamados “eyewitness media” o grabaciones realizadas por testigos o ciudadanos protagonistas de los acontecimientos ganan peso en la cobertura de las noticias de última hora, y, en la ruta de los refugiados, los móviles eran instrumento esencial de supervivencia para quienes se desplazaban.

Acompañada de sentimientos intensos, la crisis ha originado virales destacados en las redes. El de mayor impacto fue la fotografía de Aylan Kurdi, de la fotoperiodista Nilüfer Demir. El 2 de septiembre, el pequeño apareció ahogado boca abajo en una playa turca. Se había hundido la embarcación en la que viajaba con su familia y solo el padre sobrevivió. Días antes habían circulado fotografías nocturnas mucho más explícitas de
varios niños ahogados en una costa de Libia, pero la imagen de Demir desató un remordimiento de conciencia generalizado, quizá por ser menos gráfica y más simbólica. Al cadáver no se le veía la cara y podía hacer pensar en cualquier niño con la ternura malograda de golpe.

Aylan generó tres ondas expansivas: un boom de los contenidos informativos sobre los refugiados, un aumento inmediato de las donaciones a entidades humanitarias (las aportaciones a Unicef subieron un 105% en poco más de un día, según Jodi Patkin, portavoz de la organización) y un debate periodístico algo reiterativo sobre si era correcto o no publicar la fotografía.

Como la niña del napalm en Vietnam, Aylan se ha convertido en el gran icono popular del movimiento #refugeeswelcome. Ha sido homenajeado con esculturas de arena, grafitis y viñetas. Una de ellas le muestra estrellado contra el suelo alrededor del que se sientan en círculo los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU; otra, ahogado en un mar que finaliza en una alambrada europea.

Ha habido viñetas, cómics, dibujos… La escena gráfica se ha agitado mucho, en parte por campañas impulsadas por las propias organizaciones humanitarias. La agencia RMG Connect diseñó una para CEAR que logró un gran impacto en redes sociales y se ha utilizado repetidamente para afear la actitud de Bruselas. Se basa en la fotografía trucada de una bandera comunitaria en la que, en lugar de doce estrellas amarillas, hay doce personas ahogándose en círculo en un fondo de mar azul. Al principio, Twitter atribuyó el montaje al artista del grafiti Banksy.

Más imágenes se hicieron virales. La de Abdul Halim Attar, un sirio que vendía bolígrafos en el Líbano con su hija dormida en brazos, llevó a un periodista a lanzar una campaña que logró 138.000 euros en cuatro días para ambos. Y pasó a ser conocida internacionalmente Petra Laszlo, una reportera de Hungría a la que grabaron mientras ponía la zancadilla a refugiados que huían de la policía de ese país. El Gobierno húngaro ha sido criticado en el extranjero por su hostilidad extrema hacia las personas desplazadas, y fue tal la ira que despertó la acción de Laszlo que la reportera ha abandonado la profesión y ha anunciado que emigrará al extranjero.

Otras fotografías dejarán recuerdos más positivos. Fueron muy compartidas la imagen de dos refugiados que se besan en una tienda de campaña rodeada de caos (Zsíros István) y la de tres abuelas que atienden a un bebé refugiado sentadas en un banco de Grecia (Lefteris Parsalis).

Como no hay virales sin bulos, la verificación colaborativa también ha jugado su rol ayudando a desmentir bulos. A Osama Abdul Mohsen, uno de los refugiados a los que Laszlo obstaculizó el paso mientras huía con su hijo en brazos, la vida le premió. El Centro Nacional de Formación de Entrenadores de Fútbol (profesión que ejercía) le ofreció trabajo en Getafe. En internet se extendió el rumor de que era un extremista islámico, si bien terminó demostrándose que la acusación se basaba en fotografías trucadas. 

Lo que se podría haber hecho mejor
“Algunos medios, y fueron varios, han dado demasiado eco a declaraciones políticas que vinculan refugiado con terrorista. Creo que no es ético y, sobre todo, no es cierto. Además, contribuye a generar un caldo de cultivo propicio para manifestaciones xenófobas y discriminatorias. Un terrorista no se la juega con sus hijos en las aguas del mar Egeo o del Mediterráneo”, afirma Rodríguez. La percepción de los refugiados como terroristas ha revivido tras los atentados del autodenominado Estado Islámico el 13 de noviembre en París, en los que se halló un pasaporte sellado en Grecia que, no obstante, era falso. 

A Hoyo no le gustó “el tratamiento de la situación en Calais por parte del diario La Razón, desde un enfoque únicamente de seguridad o de las molestias sufridas por los pasajeros del Eurotúnel y utilizando términos claramente alarmistas”. Pero el representante de Médicos del Mundo destaca que este mismo diario ha publicado trabajos interesantes como una entrevista al director de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).

El sensacionalismo ha sido uno de los problemas y puede crecer

Para la mayoría de los consultados, el sensacionalismo ha sido uno de los problemas y puede crecer. Senante ve espectacularización en el caso de Osama Abdul, recibido en Getafe con gran ruido mediático y político. Desde CEAR, advierte del peligro de presentar la acogida de los refugiados “como un acto de ‘buenismo europeo’, obviando que el asilo es un derecho, que la mayoría de los refugiados no están en Europa, y que la propia Europa tiene responsabilidades en el desarrollo de esos mismos conflictos que ‘fabrican’ refugiados”.

Desde Save the Children, Del Campo también dice no compartir la tendencia a “potenciar la imagen de que los refugiados son un problema y no una responsabilidad” y subraya, entre otros males actuales, un modelo de televisión pública que tiende a “alejar a las grandes audiencias del fondo, causas y consecuencias de la guerra en Siria”. En la misma línea, Hurtado habla de falta de contexto, con noticias que no dan a conocer los motivos que mueven a la gente a desplazarse a Europa.

La terminología ha sido campo de batalla: “Se utilizan de manera indistinta ‘refugiados’ y ‘migrantes’ aunque legalmente no son lo mismo y no se habla de –o se utiliza inadecuadamente– ‘solicitantes de asilo’. Es importante que los medios empleen adecuadamente esta terminología, pues es la manera de asegurar que no se invisibiliza a ninguno de estos grupos”, explica la representante de Oxfam Intermón. El grado de protección legal es mayor para refugiados y solicitantes de asilo (perseguidos en su país de origen) que para inmigrantes (que se mueven por razones económicas y supuestamente pueden volver a su país si lo desean).

Otros interlocutores creen que esta distinción puede no ser el mejor esquema para la crisis actual, basada en flujos mixtos: “A veces, las condiciones básicas de la vida son tan duras como en una guerra y no queda otra oportunidad para ti y tu familia. Seguramente, todas las personas que se desplazan tienen motivos justificados para salir o huir. Es raro que alguien migre sin un motivo muy firme”, apunta Hoyo.

A la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF), uno de los referentes informativos en esta crisis, no le fue posible contestar al cuestionario. Pero en un coloquio celebrado en Madrid sobre la tríada refugiados-periodismo-ONG (La Tertulia Infinita, 23 de septiembre de 2015), Anna Surinyach también ponía en duda a título personal el debate terminológico. Tras pasar agosto fotografiando vivos y muertos desde el barco Dignity I, perteneciente a esta organización, se preguntaba: “¿El problema es si son refugiados o inmigrantes? Personas que vienen de Eritrea, de Mali, que llevan siete meses viajando…”. Mientras se ha contado la crisis casi exclusivamente como una llegada de sirios escapando de la guerra, la fotoperiodista recordaba que quienes viajan desde otros países sufren también torturas, violaciones, abusos o ven morir a otros en el trayecto. Surinyach es coautora, junto con Agus Morales y Quim Zudaire, de un ejercicio multimedia muy celebrado, Éxodos (exodus.msf.org). Anterior a la crisis, pone el foco en los grandes movimientos de población del siglo XXI en Siria, Sudán del Sur y México.

Senante advierte que es pernicioso crear refugiados de primera (sirios) y de segunda (otras nacionalidades), así como menospreciar a los migrantes por motivos económicos, ecológicos o sociales. “Creo que la cobertura informativa está muy focalizada en las personas de origen sirio, cuando todas las personas que están llegando a Europa escapan de conflictos endémicos
o de situaciones de pobreza humana y, en cualquier caso, son sujetos de Derechos Humanos, al margen de su situación legal o jurídica”, apoya el representante de Cruz Roja, Miguel Ángel Rodríguez.

Otro de los peligros previsibles es la fatiga mediática

Muchos usuarios de internet han observado que, mientras los Balcanes concentraban la atención de los medios en el este, se ignoraba a las personas que llegaban desde África o a las que esperaban en Calais (Francia). Este punto geográfico, que fue apagándose informativamente en el verano con algunas excepciones como los artículos de la periodista freelance Marta Arias, protagonizó en junio un largo reportaje de investigación en el diario noruego Dagbladet. Es muy recomendable y puede leerse en inglés.

Los representantes de Oxfam Intermón y Save the Children, Hurtado y Del Campo, confían en que otro de los peligros previsibles, la fatiga mediática, tarde en aparecer. Pero los primeros estudios realizados apuntan a un descenso del interés. Un gráfico realizado para Cuadernos de Periodistas por el Laboratorio de Noticias de la BBC (@BBC_News_Labs) muestra que la crisis viajó discretamente encaramada a los medios internacionales hasta agosto para explosionar en septiembre con la fotografía de Aylan. Aunque el ejercicio es todavía exploratorio y las cifras se están limando (se analiza la presencia de la palabra “refugiado” en distintos hilos RSS, entre ellos, los de dos medios españoles), la tabla indica una clara tendencia a la baja, sin llegar a los niveles de desatención de la primavera.

CUADRO Myrian Redondo 

Rodríguez y Hoyo dicen haber observado ya el declive: “Aprecio una cobertura muy marcada por picos puntuales (muerte de Aylan, llegada a nuestro país del primer contingente…), pero echo en falta un seguimiento más completo, máxime cuando las personas refugiadas se enfrentan ahora al peor de los escenarios posibles: el invierno tras las fronteras o cruzando el Egeo y el Mediterráneo”, describe Rodríguez, quien cree además que “el calendario electoral político será posiblemente un yugo para esta cobertura”.

Para Hoyo, en España, los acontecimientos internacionales se suelen seguir con relativo poco entusiasmo, mientras los internos resultan mucho más atractivos, por lo que “es posible que, si finalmente se acuerda un cupo de refugiados por los países de la Unión Europea, haya otro pico informativo a su llegada a los países de destino”. Aunque el verdadero interés, lamenta el representante de Médicos del Mundo, está en los países donde se originan esas crisis. “El cambio actual es que las personas que buscan refugio llegan a Europa. Pero son las mismas que, procedentes de Siria, llevan años en Jordania, el Líbano y Turquía, o aquellas que migran hace años desde Irán, Pakistán o Afganistán”, afirma.

Senante cree “casi lógico e inevitable” que decaiga el interés, pero también que se retomará con los problemas que conlleva el invierno y con la llegada de los primeros reubicados: “Seguramente, no viviremos otro tsunami parecido, pero tendremos nuevos temporales”.

Hay otros peligros que preocupan más a las ONG que la disminución de atención: con frecuencia se confunde el concepto de refugiado con el de alguien que “viene a aprovecharse del cómodo estado del bienestar europeo”, recuerda Hoyo. Este representante de Médicos del Mundo cree que gracias a los medios se ha logrado en esta crisis una interpretación más real de lo que es un refugiado, “una persona igual que nosotros y nosotras que se ha visto envuelta en una situación insostenible que le ha obligado a huir, muy a su pesar, para salvar su vida o su integridad física o la de sus seres cercanos”. “Si no se explican bien las cosas, será muy fácil que afloren los estereotipos, el racismo y la xenofobia”, opina Hurtado. Para evitarlo, la labor periodística será fundamental.

 

Las ONG siguen viendo a los medios como aliados básicos

Tienen una visión crítica de los medios, pero todas las organizaciones contactadas siguen viéndoles como aliados básicos, especialmente para lograr que se activen unos Gobiernos “que bien son responsables directos o corresponsables de lo que ocurre”, en palabras de Del Campo. “A veces, la mejor herramienta de incidencia política es una noticia veraz. Hay imágenes que cambian el mundo, y, sin duda, un o una buena periodista puede ayudar a mejorarlo, no solo describiendo la realidad con un enfoque apropiado, sino también ahondando en sus causas”, dice Hoyo. Rodríguez es de la misma opinión: “La información salva vidas, estoy convencido de ello, y supone un claro acicate e impulso para que se tomen medidas concretas, aunque puedan parecer a veces muy temporales o ‘buscando’ la foto”.

El primer estudio de alcance realizado hasta ahora sobre la cobertura de los refugiados en la UE, publicado en noviembre por el Observatorio de Periodismo Europeo (EJO), se centra en ocho países y no incluye a España. Refleja que los medios se tornaron más empáticos hacia las dificultades de las personas desplazadas cuando apareció la fotografía de Aylan. Pero en el plazo de solo una semana, su número de noticias en positivo sobre el fenómeno había descendido al nivel habitual. El reto para las ONG es seguir alentando un sentimiento social favorable hacia los refugiados; para los medios, narrar con prudencia y rigor una cuestión tan compleja y hacerlo, a poder ser, con una cobertura innovadora que se pegue más a la realidad de los desplazados.