14/06/2013

CARTA A LOS LECTORES - Nº 26

Reducción de corresponsalías, otra grave consecuencia de la crisis

Carmen del Riego
Presidenta de la APM
Madrid 11.12.29

Escrito por Carmen del Riego

Nos acercamos de nuevo a vosotros para seguir analizando las entrañas de nuestra profesión y, como no podía ser menos, los problemas que atraviesa debido a la crisis que el sector –como todos en España y en Europa, en mayor o menor medida– padece.

Felipe Sahagún analiza en profundidad una de las graves consecuencias que para el periodismo y, sobre todo, para los lectores ha tenido la crisis: la reducción que prácticamente todos los medios han hecho de un colectivo de periodistas que hasta ahora estaba integrado por los compañeros más prestigiosos, más veteranos, más experimentados y más envidiados de la profesión, los corresponsales. La necesidad de reducir costes ha llevado a muchos medios a recortar los gastos que los responsables económicos han creído más prescindibles; y parece que tener a periodistas de plantilla desplazados a un determinado país durante un tiempo para que conozcan la cultura, la política, las fuentes, lo que implica gastos en salarios, desplazamientos, vivienda, etc., solo se mide en términos monetarios, no de aportación de calidad a los periódicos, las radios o las televisiones.

Ese es el panorama que nos describe Felipe Sahagún, que alerta sobre el peligro de que periodistas como Tomás Alcoverro, el corresponsal de La Vanguardia en Beirut, seguramente el periodista que mejor sabe interpretar la realidad árabe, dejen de existir; y, con ellos, las reflexiones y las interpretaciones que nos ayudan a los que nos hemos quedado en casa –no digo periodistas, sino ciudadanos– a entender qué está pasando ahí fuera, justo cuando ese extranjero es cada vez más cercano en un mundo globalizado. Los medios parecen creer que basta con que conozcamos los datos fríos que podemos ver a través de las cadenas de televisión de aquellos países o las páginas de internet de los medios de comunicación autóctonos. Eso lo podemos leer todos, nos lo pueden trasladar periodistas desde las redacciones centrales de los periódicos, no desplazados al lugar, pero ¿quién lo va a interpretar para nosotros desde nuestro punto de vista, si esas informaciones ya tienen el tamiz de quien pertenece a otra cultura?

Una nueva consecuencia, pues, de la crisis económica que afecta a la calidad de nuestra profesión y, sobre todo, del producto que ofrecemos a los ciudadanos, la cual se suma a otras prácticas que han puesto en entredicho la labor del periodismo, de cierto tipo de periodismo, que –no nos engañemos– se va extendiendo pese a las denuncias que desde las asociaciones profesionales lanzamos, y que no se reduce a un determinado país o a un determinado tipo de medios.

Las prácticas condenables que el periodismo nunca puede justificar son cada vez más utilizadas, aunque no lleguen a las llevadas a cabo en el Reino Unido por el tabloide News of the World, que Murdoch tuvo que cerrar cuando se conocieron las escuchas ilegales para obtener información, cuando no para fabricarla, como ocurrió en el caso de una niña que había sido secuestrada. El descubrimiento de estas prácticas dio lugar a una investigación pública sobre “la cultura, la práctica y la ética” periodística en el Reino Unido, que el primer ministro británico, David Cameron, encargó al juez Leveson, y cuyas conclusiones han dado lugar a un informe que lleva el nombre del magistrado que dirigió las pesquisas.

El corresponsal de ABC en Londres, Borja Bergareche, detalla en un interesante artículo la investigación realizada en este caso y las recomendaciones a que ha dado lugar para la regulación de la prensa, entre las que se incluye la creación de un organismo independiente supervisor que garantice que los medios pueden autorregularse con eficacia; un organismo que, según el juez Leveson, debe garantizar la calidad del periodismo y tener la facultad de investigar violaciones graves a la ética y sancionar a los periódicos que las cometan. Un asunto polémico e interesante en el que debemos profundizar sin olvidarnos de los motivos que han favorecido la propuesta: las prácticas inadecuadas, cuando no delictivas, de determinados medios, que han violado los principios básicos y las reglas más elementales de lo que entendemos por periodismo, las cuales rechazan la utilización de medios ilegales para la obtención de información. El análisis de Borja Bergareche viene acompañado por un resumen del informe, dado el interés que creemos que para nosotros, los periodistas, tiene este debate.

Junto con estos dos periodismos que se analizan en profundidad en este número de Cuadernos de Periodistas, contamos con artículos sobre otras dos novedosas especialidades del periodismo a las que debemos prestar atención por diferentes motivos. Sandra Crucianelli habla sobre el periodismo de datos, una nueva praxis del periodismo facilitada por las nuevas tecnologías, que permiten explorar el uso de búsquedas intensas dentro de las webs y pone a disposición de los lectores los datos originales a partir de los cuales se llegaron a las conclusiones periodísticas que se ofrecen, dando un salto cualitativo en la búsqueda de mayor transparencia. Por su parte, Fernando Barciela escribe sobre el “periodismo de marca”, ese al que se han apuntado algunas de las más grandes compañías del mundo, que se han convertido en editores en internet y han lanzado su propio medio de comunicación. Este es el caso de Coca-Cola, cuya web corporativa global ha dejado de ser eso, una web corporativa, para convertirse en un auténtico medio de comunicación, un portal de noticias, reportajes y artículos. Una experiencia que merece nuestra atención.

Otros artículos, como los de Mayte Carrasco, que nos narra las dificultades que tienen que superar los corresponsales de guerra españoles para hacer su trabajo y poder contar a los ciudadanos esos conflictos que si no quedarían olvidados; o el de Mónica G. Prieto, acerca de cómo la apertura del mundo árabe al pluralismo está transformando la importancia que hasta hace muy poco tenía la cadena Al Jazeera, completan este número. También podréis encontrar un interesante artículo sobre cómo se mide la audiencia en internet; otro, sobre el congreso de periodismo digital del Centro Knight, de Borja Echevarría, y el de Jairo Marcos, en el que nos explica el estado del periodismo en Colombia.

Un número de Cuadernos muy completo, que no se olvida de las secciones de siempre: Tribunales, de Teodoro G. Ballesteros; Buena prensa, de Josu Mezo, y Tendencias, de Félix Bahón, y que hemos querido que siga llegando a vuestras casas para acercaros estas reflexiones sobre el periodismo, que nos enriquecerán a todos.

Espero que os aporte ese pensamiento y reflexión de los que tan necesitado está nuestra profesión y nos ayude a conocer mejor el periodismo que hoy se hace en el mundo.

Buena lectura.