¿Se deben publicar las declaraciones enlatadas de los políticos o emitidas directamente en sus redes sociales?
En su afán por controlar su imagen pública y el alcance de sus mensajes, cada vez es más frecuente que los políticos expresen opiniones y hagan declaraciones públicas mediante procedimientos que no permiten la interacción periodística, con preguntas incómodas o exigencia de aclaraciones.
En realidad, muchas de estas manifestaciones no tienen como objetivo aportar información o elementos de discusión al debate público, sino satisfacer otras necesidades comunicativas, como fijar una posición pública, intervenir en una polémica de forma controlada o lanzar ideas o datos que no resistirían el escrutinio de un interrogatorio periodístico. También se suele recurrir a esta vía para alentar campañas de descrédito contra algún adversario político o replicar informaciones desfavorables. Los motivos son muy variados y, por tanto, no resulta fácil establecer un criterio general a la hora de valorar si se deben publicar o no este tipo de declaraciones.
El periodismo tiene la obligación de ir más allá del interés de la fuente en proporcionar una determinada información
Es obvio que esta forma de proceder resta posibilidades de contraste al periodismo riguroso, que tiene el deber de verificar todos los datos que ofrece. Los políticos son libres de elegir la forma y el canal por el que quieren comunicar sus mensajes. Pero el periodismo tiene la obligación de ir más allá del interés de la fuente en proporcionar una determinada información.
Si la declaración o el mensaje lanzado a través de las redes tienen interés informativo, no hay razón para no reproducirlo. Pero, en este caso, la publicación debe ir acompañada de elementos de contextualización que permitan al lector calibrar bien el alcance y el sentido de la información que se le proporciona. Es un dato relevante conocer de qué forma se ha hecho, a qué obedece o en qué debate incide ese tuit o esa declaración sin posibilidad de preguntar. Teniendo en cuenta la deriva hacia la polarización y la crispación en la que está cayendo la política española, un factor que se debe tener en cuenta a la hora de valorar el interés informativo es si la manifestación aporta algún elemento objetivo de interés o si solo sirve para calentar el debate.
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