Consultorio Deontológico

Ante una invasión, ¿se debe faltar a la objetividad e informar solo desde la óptica del invadido?

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Escrito por Milagros Pérez Oliva

El buen periodismo no renuncia a la objetividad en ninguna circunstancia. Si la búsqueda de la verdad es siempre importante, mucho más lo ha de ser en situaciones extremas marcadas por un conflicto bélico en el que están en juego vidas humanas. Pero no hay que confundir objetividad con equidistancia. Ni ecuanimidad con falsa neutralidad.

El periodismo honesto y de calidad debe ofrecer un relato de lo que ocurre que se acerque lo máximo posible a la verdad, sabiendo que, en tiempos de guerra, la verdad suele ser la primera víctima. En estas circunstancias, la información pasa a ser un instrumento relevante de la propia guerra y, por tanto, hay que esperar que todos los contendientes la utilicen según su conveniencia. Pero para eso está precisamente el periodismo independiente: para elevarse por encima de las dificultades que impone la propaganda de guerra, tratar de averiguar lo que realmente ocurre y ofrecer la información a la ciudadanía de la forma más objetiva y honesta posible.

La objetividad exige tratar con el mismo rigor a las dos partes, si bien eso no significa entregarse ni a la ecuanimidad ni a una falsa neutralidad

Este tipo de aproximación exige tener en cuenta que no siempre los bandos enfrentados están en la misma posición. En el caso de la guerra en Ucrania, no se puede obviar que una de las partes es una potencia agresora y que la otra se defiende. Este es un dato fundamental de la propia realidad, de modo que no pueden ser categorizadas de la misma forma las acciones bélicas agresoras que las acciones bélicas defensivas.

No obstante, ambas deben tratarse con el mismo rigor y la misma sujeción a los hechos comprobables. Una equidistancia que se limitara a narrar la versión de una y otra parte supondría en este caso obviar un aspecto fundamental del conflicto: que en el derecho internacional no asiste la misma legitimidad a quien ataca que a quien se defiende. Pero si quien se defiende comete abusos, estos tampoco pueden ser ignorados o minimizados en atención a su condición de víctima. La objetividad exige tratar con el mismo rigor a las dos partes, si bien eso no significa entregarse a una falsa neutralidad que deje de ponderar las circunstancias en las que ambas partes operan.

 

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