El autor se apoya en los testimonios de reporteros sobre el terreno y en datos ofrecidos por las organizaciones internacionales de prensa para narrar “una matanza de periodistas sin precedentes” en los conflictos recientes, según coinciden los expertos consultados.
*FELIPE SAHAGÚN
El viernes 13 de octubre, Issam Abdallah, cámara de Reuters, estaba filmando en directo en el sur del Líbano, junto a la frontera de Israel, el fuego cruzado entre fuerzas israelíes y Hezbolá. Con él estaban otros seis periodistas de la agencia británica, de Al Jazeera y de la agencia France Presse. De pronto, se oye una fuerte explosión y un grito: “No siento mis piernas”. Abdallah había muerto y sus seis compañeros resultaron heridos.
La escena, recogida por Jon Allsop en Columbia Journalism Review cuatro días después, se ha repetido casi a diario en Gaza desde el ataque de Hamás a Israel del 7 de octubre; y la respuesta de Israel, responsable de la mayor parte de las muertes, ha sido la misma de su embajador en la ONU, Gilad Erdan, a la muerte de Abdallah: “Nunca pretendemos matar o disparar a un periodista que hace su trabajo, pero estamos en guerra y estas cosas ocurren”.
Reporteros Sin Fronteras (RSF) investigó la muerte de Abdallah y llegó a la conclusión de que él y sus compañeros no habían sido daños colaterales o víctimas de un error, sino objetivos buscados por la aviación israelí. Los periodistas estaban perfectamente identificados y los únicos disparos en el momento de su muerte procedían de aviones israelíes.
Reporteros Sin Fronteras llegó a la conclusión de que Abdallah y sus compañeros no habían sido víctimas de un error
En circunstancias muy parecidas, también en la frontera entre Israel y Líbano, morían el 21 de noviembre otros dos periodistas libaneses de la televisión Al Mayadeen, elevando a tres los periodistas asesinados en la zona en las primeras seis semanas de enfrentamientos. De nuevo, Israel lo lamentó, pero rechazó cualquier responsabilidad. “Israel ataca deliberadamente a los periodistas”, señaló el primer ministro libanés, Najib Mikati, antes de presentar una denuncia ante el Consejo de Seguridad de la ONU. “Lo hace para silenciar a los medios que exponen sus crímenes”, aseguró.
Un breve repaso a las crónicas y mensajes en la red social X (antigua Twitter) de los principales corresponsales y enviados especiales españoles que conocen bien y han seguido de cerca el conflicto (Óscar Mijallo, Fran Sevilla, Mikel Ayestaran, Javier Espinosa, Yolanda Álvarez, Amador Guallar, Natalia Sancha, Almudena Ariza...) confirma la versión de Mikati, que coincide con la del secretario general de la ONU, Antònio Guterres, y de los principales medios internacionales. “Estamos siendo testigos de una matanza de civiles -en Gaza- que no tiene precedentes en ningún conflicto desde que soy secretario general”, reiteraba Guterres el 20 de noviembre.
El 7 de octubre
Los primeros periodistas muertos, heridos, secuestrados o desaparecidos fueron israelíes que se encontraban el 7 de octubre en un festival de música o en pueblos próximos a Gaza. Entre ellos, Ayeet Arnin, redactor de 22 años de la radio pública; Shai Regev, reportero de 25 años del diario Ma’ariv, y Yaniv Zohar, fotógrafo del periódico Israel Hayom. Dos periodistas palestinos -Mohammad Al Sahi, de la agencia Fourth Authority, e Ibrahim Lafi, de Ain Media- murieron pocas horas después en las primeras batidas de Israel dentro de Gaza.
El 21 de noviembre, tres días antes de que entrase en vigor el primer acuerdo de tregua de cuatro días entre Israel y Hamás para el intercambio de unos 50 rehenes por 150 presos palestinos, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) confirmaba la muerte de 53 periodistas y empleados de medios desde el ataque de Hamás a Israel.
En los 46 días siguientes, el CPJ había registrado la muerte de 46 informadores palestinos, cuatro israelíes y tres libaneses, once periodistas heridos, tres desaparecidos y 18 detenidos. “Es el mes con más periodistas muertos en acción desde que empezamos a recoger datos en 1992”, señalaba en un informe.
Más de 1.300 periodistas de docenas de países (entre ellos, algunos israelíes) habían firmado el 15 de noviembre una carta abierta condenando a Israel por la matanza y RSF había acusado a Israel de crímenes de guerra ante la Corte Penal Internacional. “Por su número, gravedad y reiteración, el fiscal de la Corte debe dar prioridad a la investigación de estos crímenes”, comentaba Christophe Deloire, secretario general de RSF, a raíz de la carta.
Aunque eran una mínima parte de los más de 1.200 israelíes y cerca de 15.000 palestinos muertos en ese tiempo, según las cifras oficiales de Hamás e Israel, los principales medios internacionales que cubrían el conflicto pidieron reiteradamente explicaciones a Israel, y su Ejército respondió por escrito a Reuters y France Presse el 27 de octubre. “Las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) tienen como objetivo toda la actividad militar de Hamás en Gaza”, explicó. “Y como Hamás actúa deliberadamente desde zonas próximas a los periodistas y a los civiles, no podemos garantizar la seguridad de vuestros informadores, por lo que les rogamos encarecidamente que adopten todas las medidas necesarias para su seguridad”. En otras palabras, pidan explicaciones a Hamás y búsquense la vida.
Matar al mensajero
Entre 1996 y 2006, el International News Safety Institute (INSI), una de las mejores fuentes de información sobre la inseguridad de los periodistas en el mundo, confirmó más de 1.000 informadores muertos, casi dos por semana. La situación apenas ha mejorado en los 15 años siguientes.
En 2022, el INSI registró 85 muertes, con México en primer lugar (16), seguido de Ucrania (14), Haití (7), Tanzania (6), Filipinas (5), Colombia (4) y Honduras (3)... En Israel, el año pasado murió uno y en Cisjordania, la corresponsal de Al Jazeera, Shireen Abu Akleh.
El 80% de los informadores muertos cada año son periodistas locales. En Gaza, sin apenas presencia de periodistas extranjeros durante las primeras seis semanas (Israel se ha encargado de que así sea, prohibiendo su entrada, salvo como empotrados, estrictamente controlados por la censura israelí), el porcentaje de locales es mucho más elevado.
El 80% de los informadores muertos cada año son periodistas locales
A pesar de ello, los principales medios que han podido acceder con los tanques israelíes -CNN, New York Times, Washington Post, Financial Times, AP, Reuters, BBC...- reconocen que no han visto pruebas concluyentes que confirmen la existencia de instalaciones o armas de Hamás en los hospitales, principal justificación de Israel para cercarlos, vaciarlos o bombardearlos. A finales de noviembre, 27 de los 35 que había en Gaza habían sido total o parcialmente destruidos.
Anualmente, solo una cuarta parte de los informadores que pierden la vida cumpliendo con su deber de informar mueren en guerras o conflictos armados. Si se puede llamar guerra a la campaña de venganza y destrucción de Israel en Gaza, salvo los periodistas muertos, heridos o secuestrados el 7 de octubre a manos de Hamás y de otros grupos palestinos, casi todos los demás forman parte de los miles de civiles muertos a manos de las FDI.
Una cuarta parte de los informadores que pierden la vida cumpliendo con su deber mueren en guerras o conflictos armados
El Ministerio de Salud de Gaza, fuente principal sobre víctimas palestinas, reconocía el 11 de noviembre que había perdido la capacidad de seguir contando los muertos. Aunque doce días después, con buena parte del norte de Gaza convertido en una escombrera, reanudaba el recuento, nunca distinguió o pudo distinguir entre combatientes o militantes de Hamás y civiles, por lo que era difícil cuantificar el éxito o fracaso de Israel en su objetivo prioritario: la destrucción de Hamás y/o una nueva limpieza étnica de los palestinos de Gaza.
Si en nueve de cada diez asesinatos o muertes violentas de periodistas en el mundo, según el INSI, nadie es detenido, juzgado y condenado, difícilmente habrá más justicia o menos impunidad con los últimos muertos en Gaza.
En los primeros 22 años del siglo XXI, el CPJ ha documentado la muerte de al menos 20 periodistas por disparos o bombardeos de soldados israelíes; y, a pesar de la abundancia de pruebas en muchos casos, nadie ha sido acusado o declarado culpable en Israel. El Sindicato de Periodistas Palestinos eleva esa cifra a 55. Es decir, en seis semanas, Israel ha matado a casi tantos periodistas palestinos como en los 22 años anteriores.
En seis semanas, Israel ha matado a casi tantos periodistas palestinos como en los 22 años anteriores
La mayor parte de los caídos en Gaza han sido víctimas de la venganza o represalia israelí en su campaña para acabar con Hamás y recuperar a los, aproximadamente, 240 rehenes capturados el 7 de octubre. Para las víctimas, sus medios y sus familiares, el único responsable es el Ejército israelí y quienes ordenan disparar a sus militares. Para Israel, la responsabilidad recae exclusivamente en Hamás por utilizar a los civiles como escudos humanos.
Sin pruebas, Israel ha acusado a cuatro de los principales medios internacionales -el New York Times, la CNN, AP y Reuters- de haber conocido con antelación el ataque del 7 de octubre. Sobre el grave fallo de los servicios secretos israelíes, el Financial Times informaba el 24 de noviembre, haciéndose eco de una exclusiva de la radio pública israelí, KAN, que los centinelas israelíes en los pasos fronterizos denunciaron por escrito a sus superiores semanas antes del 7 de octubre que Hamás estaba entrenándose para volar los pasos de la frontera y atacar a los kibbutzim cercanos a Gaza, y que un alto cargo de la inteligencia israelí desechó la información como “un escenario inimaginable”.
Impunidad asegurada
“Nos supera el número de ataques contra nuestros periodistas”, decía Nasser Abu Bakr, presidente del Sindicato de Periodistas Palestinos, con sede en Ramallah. “Recibimos más llamadas e información de incidentes de las que podemos procesar. Nuestros periodistas siempre han sido objetivo de los militares israelíes, pero Israel ha pasado de matar, aproximadamente, a un periodista palestino al año a matar, desde el 7 de octubre, a uno cada día”.
Al superarse las seis semanas de ofensiva contra Gaza, coincidiendo con la tregua, el CPJ, RSF, el Instituto Internacional de Prensa (IPI) y otras organizaciones internacionales estaban investigando noticias sin confirmar de otros periodistas muertos, desaparecidos, detenidos, heridos o amenazados y de las oficinas de prensa y casas de periodistas destruidas.
Las cifras oficiales, a pesar de su gravedad, son solamente una mínima parte del precio que muchos periodistas, en su mayor parte palestinos de Gaza, están pagando por tratar de informar sobre la matanza, que, por el cierre israelí de los territorios a los medios internacionales, la mayor parte del mundo solo ha podido seguir en directo gracias a los informadores y colaboradores locales.
Las cifras oficiales son solo una mínima parte del precio que muchos periodistas están pagando por tratar de informar
“Muchos de ellos han perdido a compañeros, familias, oficinas y viviendas, y han tenido que huir en busca de seguridad donde no hay salida ni lugar seguro”, explica Sherif Mansour, coordinador del CPJ para Oriente Medio y África del Norte.
“Se vengan con nuestros propios hijos”, dijo Wael Al Dahdouh, jefe de la delegación de Al Jazeera en Gaza, tras perder, mientras informaba, a su esposa, dos hijos y un nieto en un bombardeo israelí. El 7 de noviembre, en otro bombardeo, Mohammad Abu Hasira, redactor de la agencia palestina Wafa, murió con 42 miembros de su familia. Pocos días antes, en otro ataque aéreo israelí, perdían la vida en el sur de Gaza Mohhamad Abu Hattab, de Palestine TV, y once miembros de su familia.
De poco o nada han servido las reiteradas denuncias de muchos Gobiernos, organizaciones y periodistas, recordando a Israel el artículo 79 del Protocolo Adicional de las Convenciones de Ginebra y otras normas del derecho internacional, que obligan a todas las partes de un conflicto a tratar a los periodistas como civiles.
No es nuevo. En documentos internos y en declaraciones públicas, hace muchos años que Israel acusa a Hamás y a la yihad islámica de utilizar a los medios palestinos como armas de guerra y a los medios internacionales que critican a Israel de hacerles el juego.
El problema ha abierto enormes brechas dentro de las redacciones de algunos de los principales medios occidentales, acusados sistemáticamente por Gobiernos y medios árabes y de otras partes del mundo de seguidismo de la propaganda y desinformación israelíes. Ocho periodistas de la BBC lo denunciaban a finales de noviembre en una carta de 2.300 palabras. “La BBC no ha informado con precisión (de este conflicto) por omisión y falta de crítica de la versión israelí”, dicen.
Scott Griffen, subdirector del IPI, elevaba a más de 100 el número de periodistas heridos y a más de 30 el de detenidos en las primeras seis semanas. “Con el apagón informativo y el cierre de Gaza a los periodistas internacionales (por Israel), el mundo ha dependido de los periodistas palestinos para cubrir la guerra”, afirmaba el 21 de noviembre. “Deploramos sus muertes y las de tantos civiles inocentes y pedimos medidas inmediatas a las partes enfrentadas para la seguridad de los periodistas y la investigación de las muertes por equipos internacionales [...]. Exigimos también a Israel que permita a los periodistas internacionales entrar en Gaza e informar libremente desde el territorio”.
“Desde el año 2000, no habíamos visto el inicio de una guerra con tanta violencia contra los periodistas”, reconocía RSF. “El ataque de Israel contra Gaza en respuesta a la matanza de Hamás pasará a los libros de historia y a los anales del periodismo como uno de los episodios más crueles para reporteros y otros civiles. El Estado de Israel debería saber que un horror no justifica otro horror y tendrá que asumir la responsabilidad ante la historia [...]. Han muerto más periodistas en dos semanas que en Ucrania desde febrero de 2022 a causa de la invasión rusa”.
[En el momento de publicar este artículo, a finales de diciembre, el Comité para la Protección de los Periodistas estimaba que al menos 69 periodistas -62 palestinos, cuatro israelíes y tres libaneses- habían sido asesinados desde el estallido de la guerra el 7 de octubre].
Pie de foto: Los cuerpos de Hassouna Sleem, director de la agencia palestina de noticias en línea Quds News, y del fotoperiodista independiente Sary Mansour, yacen frente al hospital de los Mártires de Al-Aqsa en Deir al-Balah, en el centro de la Franja de Gaza, el 19 de noviembre de 2023. Adel Al Hwajre / Zuma Press / Europa Press
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