20/02/2024

Adaptación de los estudios de Periodismo a la demanda de la industria

Forjar periodistas antifrágiles: un análisis crítico sobre la formación periodística en España

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Escrito por Marcos Mayo-Cubero

Este artículo no es un artículo. Es una reflexión crítica sobre cómo forjar a los periodistas del futuro. No pretende ofrecer una visión exhaustiva, pero sí panorámica sobre los estudios de Periodismo en España. Con las opiniones y experiencias de una decena de profesores y profesoras exploramos si los estudios se ajustan a la demanda de la industria periodística. Mujeres y hombres con variadas trayectorias. Catedráticos con más de 20 años de experiencia y perfiles más júniores, enseñando en grado y másteres en universidades públicas y privadas. También recoge el punto de vista de los estudiantes, protagonistas tradicionalmente olvidados en este tipo de análisis. Para ello, hemos realizado dos focus groups con alumnos de Periodismo de la Universidad Complutense. Acompáñennos. Arrancamos.


*MARCOS MAYO-CUBERO

¿Qué se necesita estudiar para ser periodista?

Adrián dice que el reporterismo, “corazón del oficio”, tiene escaso peso en la carrera. “De 25 asignaturas, apenas en tres hemos hecho reportajes y eso no puede ser”, precisa Iñaki. Los alumnos quieren salir más a la calle y hablar con la gente. Reclaman volver a lo esencial. El andar y contar de Chaves Nogales. Para Carles Pont, decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pompeu Fabra, el periodismo es “más una actitud que una mera acumulación de conocimientos”.

Actitud que el catedrático José Alberto García Avilés, de la Universidad Miguel Hernández, describe como un profesional “que sepa contar y se exprese bien en cualquier formato. Es imprescindible que el periodista tenga bien amueblada la cabeza, actúe con criterio y busque la verdad”. Contar la verdad sigue siendo el principio sagrado. Millones de frases se han escrito sobre ello, aunque las más hermosas permanecen imbatibles. García Márquez decía que “una crónica es un cuento que es verdad”. Y Enric González contaba que “mi oficio consiste en hablar de personas y de hechos con el máximo respeto a la verdad. Cuando esta es inalcanzable, cosa que suele suceder, se considera admisible el salvavidas de la honestidad”.

Firme defensora del grado como requisito indispensable para ejercer, Bella Palomo, catedrática de la Universidad de Málaga, confía en que los futuros profesionales “posean una actitud comprometida con el conocimiento de la actualidad, demuestren iniciativa y curiosidad por el mundo, y dominen la comunicación oral y escrita”. Precisamente, muchos de los que han nacido con las redes sociales, no destacan en la comunicación oral por sus habilidades sociales. Así lo reconoce Camila: “Necesitamos formación en hablar en público, en negociación y en presentaciones. No sabemos vender nuestras ideas”.

Todos los profesores entrevistados coinciden en que el grado debe aunar contenidos de cultura general y conocimientos técnicos. Un periodista necesita “un saber global, casi enciclopédico, y estar preparado para cualquier situación”, expone la profesora María Solano Altaba, de la Universidad CEU San Pablo. “Me gusta pensar en el periodista como un tecnohumanista, que domina las herramientas con criterio, es un experto en los temas que cubre aportando contexto y explica las claves de la actualidad de una forma amena y profunda”, resume el profesor García Avilés.

José Alberto García Avilés: ‘El periodista debe ser un tecnohumanista y dominar las herramientas con criterio’

Los datos del último curso señalan que las matriculaciones en los estudios de Periodismo y Comunicación Audiovisual han disminuido ligeramente. En el curso 2022-2023, se matricularon en los grados y másteres 48.681 estudiantes, cerca de 1.000 menos que en el anterior. Entre ellos, eso sí, siguen predominando las mujeres con un 58%, según datos del Informe Anual de la Profesión Periodística 2023, de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM).

Quizás por eso Antonio Vaquerizo, profesor de la Universidad Nebrija, lamenta que “falta amor”. “Amor al periodismo”, precisa. “Lo primero que se necesita es querer ser periodista, y con lo que nos encontramos en las facultades es con muchos alumnos que eligen la carrera porque la consideran asequible. Son pocos los estudiantes que habitualmente ven informativos, escuchan las noticias o leen los periódicos”, argumenta el doctor Vaquerizo.

Antonio Vaquerizo: ‘Falta amor al periodismo. Los alumnos no siguen la actualidad’

Disminuye el número de matrículas, mientras las facultades aumentan la oferta con múltiples itinerarios: grados, dobles grados y másteres. “Me parece un caso de éxito el modelo que ofrecen algunas universidades en que los alumnos estudian al menos un par de cursos de otra carrera como Ciencias Políticas, Económicas, Derecho o Humanidades y luego completan la especialización con asignaturas más específicas sobre periodismo”, explica M.ª José Establés, investigadora posdoctoral de la Universidad Complutense.

Un modelo que ya se implementa en la Pompeu Fabra, la universidad con la nota de corte más alta de España: 11,5. Su decano explica que “estamos muy contentos con los resultados, aunque el desafío organizativo que implica es muy importante”. Miguel Ángel Jimeno, profesor de la Universidad de Navarra, dice que “si ahora quisiera ser periodista, estudiaría Periodismo. Y por interés personal me matricularía en el doble grado Periodismo-Historia”. Asegura que cada vez tiene “más claro que la carrera ideal de Periodismo sería un 3-1: tres años de formación y uno de práctica total”.

El máster genera más debate, aunque para la mayoría de los académicos entrevistados cursar un buen posgrado aporta especialización en un determinado lenguaje, una temática y añade profundidad. Sin embargo, la catedrática Bella Palomo lamenta que “para muchos estudiantes el máster solo representa la oportunidad de seguir haciendo prácticas”. El catedrático García Avilés explica que “por desgracia hay algunos posgrados que son un quinto de Periodismo, un totum revolutum, un más de lo mismo que no aporta nada y desaniman a quienes los cursan”.

El experimentado profesor Miguel Ángel Jimeno opina que “la esencia del máster siempre había sido contar con alumnos veteranos, con experiencia profesional, que compartían experiencias entre ellos y con profesores que, obviamente, tenían que ser muy buenos para estar a la altura. Ahora casi todos los másteres son para recién graduados y en muchos se utiliza el gancho de que los profesores son profesionales. Como si un periodista pudiera convertirse en buen profesor de la noche a la mañana”.

“El grado podría antojarse suficiente para ejercer, pero no lo es por su excesiva generalización y cierto alejamiento de la profesión. El máster tiene sentido como especialización, tal y como sucede en otros países de nuestro entorno”, explica el profesor Rubén Rivas de Roca, de la Universidad Rey Juan Carlos. Un innovador posgrado que podría servir de ejemplo es el programa Erasmus Mundus Journalism. Diseñado en colaboración por cuatro universidades europeas, permite a los estudiantes pulir sus habilidades periodísticas durante el primer año en Copenhague y en el segundo profundizar en la especialización elegida en Praga, Ámsterdam, Londres o Múnich.

¿Existe una brecha entre universidad e industria?

“Esa brecha ha existido siempre, pero ahora es más acentuada. La aceleración tecnológica impide la actualización del conocimiento en un plazo corto de tiempo, provocando un mayor distanciamiento entre las prácticas del aula y las de la industria”, señala la catedrática de la Universidad de Málaga.

El profesor Pont asegura que universidad e industria se necesitan y no deberían darse la espalda: “La academia es más necesaria que nunca. Estamos investigando para buscar respuestas a los retos planteados por la inteligencia artificial (IA) o la desinformación en redes sociales, por ejemplo. Tenemos alumnos con talento dispuestos a explorar nuevos territorios informativos que muchos directivos de medios ni siquiera han imaginado”.

Para superar esa brecha, “se deberían fortalecer las alianzas entre las principales asociaciones periodísticas como la APM o la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) y las universidades para alcanzar unos objetivos consensuados encaminados al mejor desarrollo de la profesión”, reclama el profesor Vaquerizo.

Los datos indican que un 74% de los periodistas opina que el Grado en Periodismo no cubre las necesidades de la industria, según el Informe Anual de la Profesión Periodística 2023. No todos están de acuerdo. El profesor Jimeno alerta sobre algunos peligros: “¿Y qué necesita más la industria: periodistas que hayan leído a Shakespeare o que sepan programar? Si las facultades están muy pendientes de la industria, se alejarán de su esencia, que es ayudar a que cada alumno tenga una formación muy sólida. Las facultades tienen que ser ellas mismas, mirar casi siempre hacia adelante. Como estén tan pendientes de los retrovisores, llegará el árbol y…”.

La profesora Establés también reflexiona en esta línea: “No creo que la universidad deba centrarse únicamente en lo que necesita la industria, sino en lo que necesita la sociedad”. Con mercados formativos altamente explotados, las universidades buscan nuevos espacios para competir. El profesor Raúl Magallón, de la Universidad Carlos III, opina que “es evidente que las facultades tienen que buscar una identificación con determinadas especializaciones y no tanto ofrecer titulaciones genéricas”.

M.ª José Establés: 'No creo que la universidad deba centrarse únicamente en lo que necesita la industria'

Recientes artículos como el de El País y el de Ethic exploran los factores detrás de la decepción de muchos estudiantes con el Grado en Periodismo. Alumnos como Sergio reconocen que, en muchas de sus clases, los profesores trasladan una idea romántica muy alejada de la realidad de un mercado laboral ultracompetitivo. La precariedad, los bajos salarios, las redacciones diezmadas y la sobrecarga de trabajo siguen siendo los principales problemas identificados por el Informe Anual de la APM.

Con mucha incertidumbre y cada vez menos certezas laborales, los estudiantes compiten con ferocidad por las prácticas profesionales. “En las facultades se intenta brindar una formación amplia. El problema quizás sea que al llegar a las redacciones se utiliza a los nuevos periodistas como mano de obra barata, dedicándose muchas veces a tareas sin valor añadido”, explica el profesor de la Universidad Rey Juan Carlos.

“Deberíamos ser más honestos. No se puede dejar la formación en manos de las empresas. Quien sabe hacer medios que se dedique a hacer medios y quien sabe formar que se dedique a formar. No está bien que los medios se dediquen a formar periodistas”, reconoce el profesor Carles Pont. “Lo triste es que algunos másteres sean obligatorios para trabajar en algunas empresas. Creo que, a cambio del ingreso de una veintena de matrículas, los medios están perdiendo talento”, profundiza el profesor Miguel Ángel Jimeno.

Carles Pont: ‘Deberíamos ser más honestos. No se puede dejar la formación en manos de los medios de comunicación’

¿Qué nuevas asignaturas necesitan los planes de estudio?

“Hace tan solo una década, en las facultades formábamos esencialmente periodistas generalistas para radio, televisión, prensa e internet. Hoy tratamos de formar una variedad de perfiles: editor de vídeo, diseño web, periodista de datos, gestor de redes sociales, podcastero, experto en SEO, jefe de producto, portadista, desarrollador de audiencias, etc. Los perfiles seguirán cambiando conforme los medios hagan periodismo en distintos soportes y plataformas, pero el sustrato básico de la profesión continuará siendo el mismo”, argumenta el catedrático de la Universidad Miguel Hernández.

Para forjar esa variedad de perfiles, los profesores coinciden en que la carrera debe sustentarse en asignaturas con una sólida base humanista. El profesor de la Universidad de Navarra habla de “una raíz profunda” y añade: “Los que nos dedicamos a esto sabemos que, a raíz más fuerte, el alumno contará con mejores alas para volar alto”. “Solo con un amplio bagaje cultural se garantiza que en la cabeza del alumno se producirán las conexiones necesarias entre unos hechos y otros, entre el pasado, el presente y el futuro. Esto garantiza que el periodismo se ejerce no solo como un mero contar lo urgente, sino como un verdadero ejercicio de contextualización y jerarquización de la información en función de su relevancia”, explica la profesora María Solano, directora además de la revista Hacer Familia.

Los profesores coinciden en que la carrera debe sustentarse en asignaturas con una sólida base humanista

Tal vez es hora de recuperar cierta lentitud en los procesos periodísticos. Sabemos que un cerebro estresado no puede medir las consecuencias de sus actos, porque reacciona por impulso y no desde la reflexión. Dinámicas económicas que se han introducido en todas las esferas: producir y consumir para volver a producir y consumir. “Será porque soy de la vieja escuela, pero entre el estado actual del periodismo y ver cómo llegan a la universidad las nuevas generaciones, pienso que es muy necesario fortalecer la base. Y a más base, claro, menos prácticas. Desde hace años, tengo muy claro que menos es más. Ahora vivimos en el más y más. Hoy resulta misión imposible que el alumno pueda mirar bien, planificar bien, elaborar bien, escribir bien, corregir bien. Les hacemos un flaco favor con tanta práctica. En vez de que vean la práctica como una más para su aprendizaje, la ven como una menos para entregar”, opina Miguel Ángel Jimeno.

“El mal endémico es que se confunde práctica con tecnología. Para aprender el oficio y poner en práctica la teoría, no hace falta un exceso de tecnología, sino una aproximación real a la profesión”, expone la profesora de la Universidad CEU.

María Solano Altaba: 'No hace falta un exceso de tecnología, sino una aproximación real a la profesión'

Con objeto de recuperar esa lentitud, escuchamos el mantra do the work and trust the process (haz el trabajo y confía en el proceso, en inglés) y nos suena a frase aspiracional de la NBA, pero si idéntico mensaje nos lo cuenta alguien de la casa entonces adquiere pleno significado. “Céntrate en hacer tu trabajo, preocúpate por hacerlo bien y trabaja en silencio”, nos repetía el profesor José Mari Calleja hace algunos años en las aulas de la Carlos III.

“Ahora que está tan de moda la inteligencia artificial, apostaría más que nunca por esa esencia, por formar excelentes periodistas. Será la única manera que tendrán de poder ejercer la profesión. Si son flojos, la IA se los llevará por delante, porque tendrán poco o nada que aportar. Ahora que existen dudas sobre si incluir en los planes docentes más materias relacionadas con el periodismo corporativo porque oferta mucho más trabajo y en mejores condiciones, apostaría por formar periodistas que hagan buen periodismo deportivo o económico. Y si luego acaban en el Real Madrid o en el Banco Santander, pues estupendo. Habrán fichado excelentes periodistas”, explica el profesor de la Universidad de Navarra.

Un 84% de los periodistas opinan que las universidades deberían incluir más asignaturas de comunicación empresarial, según el Informe de la APM. Muchas críticas de docentes y estudiantes se dirigen al inmovilismo de los planes de estudio. “La legislación no lo pone fácil con una normativa poco flexible y lastra la necesaria actualización”, lamenta el decano de la Pompeu Fabra. La investigadora de la Universidad Complutense sugiere “reducir la burocracia y hacer más eficientes estos procesos”.

“Hay que fortalecer el periodismo de datos analítico y la formación en visualización para estimular la creación de contenidos exclusivos. Hay que provocar la iniciativa del estudiante con asignaturas que favorezcan el emprendimiento, el debate, la innovación y la creatividad”, recomienda la profesora Bella Palomo.

Un 84% de los periodistas opinan que las universidades deberían incluir más asignaturas de comunicación empresarial, según el 'Informe Anual' de la APM

Por su parte, los alumnos reclaman introducir un mayor número de especializaciones en los planes de estudio, como videojuegos, moda o comunicación corporativa. Además, Marina explica que “con asignaturas de duración anual tendríamos más tiempo para trabajar y perfeccionar nuestras habilidades de redacción. No se puede intentar abarcar la entrevista, la crónica y el reportaje en apenas tres o cuatro meses”.

“Sin caer en una obsesión por la técnica que se renueva a una velocidad difícilmente adaptable a los planes de estudio, veo fundamentales asignaturas de estadística y visualización de datos”, explica el profesor Rivas de Roca. La profesora Establés, experta en narrativas transmedia, sugiere tres líneas de actualización: “Primero, las centradas en la programación: machine learning, big data, IA, etc. Segundo, las centradas en las repercusiones éticas: deontología, filosofía, etc. Y tercero, las específicas del área: redacción, géneros, narrativas, etc.”. El profesor García Avilés recomienda reforzar la innovación periodística y el desarrollo de proyectos empresariales. En la Tabla 1 se recoge una propuesta con áreas y asignaturas específicas en la que se incluyen las ideas de los entrevistados.

¿Qué autocrítica debemos hacer los profesores?

“Estamos atravesando el momento más complejo en la historia de la enseñanza del periodismo, y esa readaptación exige un equilibrio entre la comprensión, empatía y aceptación del cambio. Debemos comprometernos con ofrecer un servicio público necesario, conscientes de la responsabilidad de moldear las mentes de los futuros profesionales. El alumnado merece un profundo respeto y nuestra supervivencia depende de que nos sigan considerando necesarios”, reflexiona la catedrática de la Universidad de Málaga.

“Debemos hacer autocrítica. Tenemos que reciclarnos y estar más cerca de la profesión. Utilizando en clase los reality bites de la tradición anglosajona, por ejemplo. No podemos seguir con ejemplos de antaño”, amplía el profesor Pont. En este sentido, los docentes deberíamos comprobar si las metodologías funcionan, es decir, verificar si los alumnos aprenden. Pero no desde la intuición subjetiva o desde la costumbre del “es que siempre se ha hecho así”, sino aplicando con rigor el método científico. Solo así avanza la enseñanza del periodismo. Es imprescindible evaluar las actividades docentes para ver si los datos confirman ese aprendizaje.

A modo de ejemplo, señalamos algunos trabajos académicos en diferentes áreas como el periodismo de datos, los contenidos para redes sociales o la redacción para televisión. “Es necesario que los temarios se actualicen año tras año, a veces no solo en lo que respecta a los contenidos que se imparten, sino también en las metodologías docentes. Exigimos a los alumnos que no se limiten a copiar los contenidos para replicarlos en un examen, cuando, por otro lado, hay docentes que se dedican a leer presentaciones de PowerPoint”, explica la profesora Establés.

M.ª José Establés: ‘Es necesario que los temarios se actualicen año tras año’

Séneca nos enseñó que el aprendizaje es el proceso de transición entre lo que alguien es y lo que puede llegar a ser, como explica el profesor de la Universidad Autónoma y jefe de Opinión de ABC, Diego Garrocho. Sin embargo, muchas veces no lideramos con el ejemplo, porque “se nos olvida que nosotros también debemos estudiar”, afirma el profesor de la Nebrija. También deberíamos potenciar la cooperación con otros compañeros y trabajar colaborativamente en proyectos transversales. La investigadora de la Complutense sugiere “intentar proponer proyectos de innovación docente inclusivos. Las asignaturas no son compartimentos estancos, sino que los contenidos y las competencias se complementan unas con otras”.

La carta Querido alumno: te estamos engañando del catedrático Daniel Arias Aranda aún resuena en muchos departamentos universitarios. “Con frecuencia nos quejamos de cómo llegan a la facultad los jóvenes o de lo perdida que está la generación Z. Pero a menudo se trata de una queja estéril. No podemos seguir dando clase y planteando las prácticas como lo hacíamos cinco o seis años atrás. Cada curso tenemos que innovar, buscar nuevas formas de involucrar a los estudiantes, de hacerles pensar, de que tengan más iniciativa y que sean proactivos en su aprendizaje. Adaptarnos a su mentalidad sin banalizar el mensaje ni los contenidos. Los estudiantes enseguida notan qué profesor domina la materia y plantea sus clases de forma atractiva y quién se limita a dar apuntes y leer PowerPoints, con todo mi respeto para estos últimos”, explica el catedrático García Avilés.

José Alberto García Avilés: ‘Los estudiantes enseguida notan qué profesor domina la materia y quién se limita a dar apuntes’

“En el origen de los estudios de Comunicación, hubo excelentes profesionales con largos años de trayectoria que compatibilizaron su oficio con el de docentes y elevaron teoría y práctica a la categoría que necesita la profesión”, explica la profesora María Solano. El profesor Magallón opina que “los profesores no tienen por qué ser profesionales en activo del periodismo, pero sí tienen que intentar intervenir más en el discurso público y acercar sus investigaciones a la ciudadanía”. Para Rivas de Roca, el claustro perfecto debería reunir a “verdaderos profesores asociados, que tengan su trabajo principal en el periodismo, con un cuerpo de doctores orientados hacia la carrera académica, que también busquen el nexo con la profesión en sus investigaciones”.

Nos preocupan los planes de estudio, pero muchos estudiantes perciben la carrera un poco como “una lotería. En realidad, da igual la asignatura que te toque, importa el profesor. Si es bueno, aprenderás. Si es malo, se limitará a leer diapositivas para que las vomites en el examen o contará chascarrillos aburridos de hace miles de años”, asegura Patricia.

Cuando el youtubero Jordi Wild preguntó a Pérez-Reverte cuál había sido su peor momento como corresponsal de guerra, el curtido exreportero no dudó: “Cuando no puedes transmitir”. Un profesor sin sólida experiencia profesional, en la que haya sufrido a diario la tiranía del deadline, difícilmente podrá enseñar a sus estudiantes que el primer mandamiento en las redacciones es siempre cumplir con la hora de entrega. Después vendrá la calidad de la pieza periodística, pero nunca antes.

“La universidad española posee un sistema de incentivos que desprestigia la docencia como mérito, lo cual tiene graves consecuencias, dado que la mayor parte del profesorado necesita de esos méritos para su consolidación”, reconoce el profesor de la Rey Juan Carlos. “El profesorado debería tener mejores condiciones laborales, tanto para formarse más y mejor como para tener menos carga de gestión burocrática. Esto permitiría centrarse mejor en su rol investigador y repercutiría positivamente en su docencia”, asegura la investigadora de la Complutense. “Vivimos mucho más pendientes de la investigación, el impacto y el papeleo que de los alumnos. En una época en la que nos necesitan más que nunca, el roce es mucho menor”, lamenta Miguel Ángel Jimeno.

¿Cómo sería la clase ideal?

“Una clase ideal es cuando existe diálogo. Cuando el estudiante plantea dudas, expone su visión, y los móviles están apagados y no interrumpen esa transmisión de conocimiento. Una clase ideal es cuando no puedes salir del aula, porque has estimulado tanto a los estudiantes que aparecen muchas preguntas o deseos de poner en marcha iniciativas planteadas. Y, por último, también es ideal cuando existe un intercambio de conocimiento y el profesor también aprende”, concluye la catedrática Bella Palomo.

“Las clases teóricas deben servir también para que el estudiante conozca los códigos y las normas propias del oficio periodístico”, reflexiona el profesor Pont. En la aplicación práctica se debe conseguir que “identifique qué es noticia y sea capaz de jerarquizar e investigar un tema, que posea los rudimentos necesarios para analizar la actualidad y hacer buenas preguntas”, amplía García Avilés.

Bella Palomo: ‘Una clase ideal es cuando has estimulado tanto a los estudiantes que aparecen muchas preguntas o iniciativas’

“En clase, lo ideal es contar con grupos pequeños para poder crear proyectos con distintas asignaturas y/o eventos que estén sucediendo con el objetivo de crear experiencias más reales. Además, ello ayudaría a la inserción laboral, porque estos contenidos se podrían incluir en los porfolios”, explica la profesora Establés. Experiencias similares a “que se planteen desconectar del móvil durante 24 horas y analicen cómo funcionan en ese día sin móvil, qué nuevas actividades han hecho, cómo ha cambiado su experiencia vital y qué necesidades se crean con el móvil”, propone el catedrático de la Universidad Miguel Hernández.

Los datos nos dicen que el consumo informativo de la generación Z es masivamente audiovisual. Un 84% de los menores de 34 años accede a las noticias viendo vídeos, según el último Digital News Report. Usan mayoritariamente las redes sociales para acceder a la información por este orden: YouTube, Facebook, Instagram, Twitter, TikTok y Twitch. Además, España es uno de los países europeos donde más vídeo informativo se consume.

Por ello, aún adquiere más sentido apostar por los proyectos universitarios creados y liderados por estudiantes. En la Complutense, las veteranas Inforadio e Infoactualidad ya dieron el salto a las plataformas digitales y redes sociales. En la Pompeu Fabra, su diario digital multiplataforma dirigido a la generación Z experimenta con nuevos formatos.

España es uno de los países europeos donde más vídeo informativo se consume

Asimismo, son numerosas las facultades españolas en las que los trabajos de fin de grado (TFG) y los trabajos de fin de máster (TFM) se orientan a integrar los tres lenguajes: vídeo, audio y texto, con el objetivo de lograr productos informativos cada vez más profesionales. En el plano internacional, son numerosas las iniciativas que ofrecen contenidos impecables e impagables para que los futuros periodistas completen su formación de forma autodidacta: Reuters Institute, Nieman Lab, Google News Initiative, NBC Academy o Knight Lab, por citar solo algunos.

Es indudable que vamos hacia ecosistemas periodísticos en los que el trabajo en equipo va a ser aún más relevante. La aplicación de la IA en el periodismo es un buen ejemplo. En este sentido, la cadena británica Sky News ha desarrollado un proyecto colaborativo con un experto programador en ChatGPT y una compañía de clonación de vídeo para experimentar con la creación de una reportera de IA (Figura 1).

Figura 1. Presentadora de TV generada con IA.

El análisis ha demostrado que las habilidades periodísticas básicas de la reportera de IA eran razonablemente buenas: puede proponer temas y enfoques, debatirlos, investigar, entrevistar y elaborar piezas audiovisuales.

Sin embargo, la supervisión humana sigue siendo fundamental. La reportera de IA generó información falsa y fabricó evidencia para alguna de sus informaciones. Los expertos explican que estas “alucinaciones” se generan porque las máquinas no tienen una comprensión humana y completa de los datos con los que han sido entrenadas y no están programadas para responder con un simple “no lo sé”. Tal vez ahí resida la ventaja competitiva de los periodistas frente a la IA: en la honestidad y en la ética.

La reportera de IA generó información falsa y fabricó evidencia para alguna de sus informaciones

“Esto puede ser sumamente interesante en asignaturas como Ética de la Comunicación. En lugar de enseñar únicamente códigos deontológicos, se puede trabajar a partir de dilemas reales en los que los estudiantes deban proporcionar sus propias soluciones según lo que aprenden en la carrera”, explica el profesor Rivas de Roca.

Así que tomándole prestado el adjetivo a Taleb, quizás más que nunca debamos intentar forjar periodistas antifrágiles. Capaces no solo de lidiar con la incertidumbre, sino de salir fortalecidos de la experiencia. Todo para volver a lo esencial del oficio: el andar y contar de Chaves Nogales.

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